Quantcast
Channel: Rafael Fernández – EZCRITOR.com
Viewing all articles
Browse latest Browse all 447

TÚ NO ERES ESCRITOR

$
0
0

cortepelo-svi

Salgo de casa: estoy emocionado y nervioso. Acabo de terminar de escribir un cuento nuevo de 7 páginas. Lo escribí para presentarlo a un concurso. Este mes de agosto lo he dedicado a escribir relatos para concursos (y a escribir guiones de cómics para la revista). He escrito 5 relatos nuevos, incluso estoy terminando una novela infantil para el concurso de “Barco de Vapor”. Hacía más de 3 años que no me presentaba a ningún concurso. Se me quitaron las ganas cuando un amigo ganó el primer premio de un concurso de novelas. 3.000 euros era el premio.

Enhorabuena —le dije.

Sí. Bueno, realmente el premio estaba amañado. El premio lo organiza un amigo que tiene una empresa de autoedición para escritores. Me encargó la novela por 1.000 euros. Pero guárdame el secreto, ¿vale?

Mi amigo escritor estaba sumido en un mar de deudas. Por eso no le juzgué. No se pueden rechazar 1.000 euros si no tienes ni para comer. Pero me repateó los cojones la historia: hay por ahí un montón de concursos literarios amañados que se organizan sólo para que una empresa se promocione. Si un premio está asociado a una página web medio cutre, huye. No pierdas tu tiempo con él. Lo jodido de esto es que hay un montón de escritores que se presentan a estos concursos tomándoselo en serio, con ilusión y serias necesidades económicas. Escritores que, cuando no ganan, se deprimen y pasan una semana de mierda, pensando en el suicidio y en que deberían de dedicarse a otra cosa. No sé lo conté a mi amigo, pero hacía no menos 4 meses yo mismo me había presentado a un concurso de microrelatos convocado por la compañía de autoedición de su amigo. El premio era de no más de 300 euros, pero lo suficiente para sacarme de apuros el mes en que se fallara el concurso. Recuerdo haberme presentado a ese concurso como el que se agarra a un clavo ardiendo. Recuerdo la decepción que sentí cuando salió el relato ganador. Un relato mucho peor que el mío, pensé. Pero acto seguido también pensé que seguro que todos los escritores que se presentaron a dicho concurso estarían pensando lo mismo que yo. Que lo mío era un “mal perder”.

Sin embargo, tras escuchar la historia que me contaba mi amigo, supe que ese concurso de microrelatos al que me había presentado también estaba amañado. Que yo no era más que otro escritor manipulado por esa editorial de mierda buscando promocionarse entre escritores. Así que decidí no volver a perder mi tiempo presentándome a concursos literarios. De todo esto, hace 3 años.

Lo que pasa es que este mes de agosto ha sido tan malo en ventas, estoy tan angustiado, que decidí volver a presentarme a concursos. No tengo dinero ni para cortarme el pelo (me lo cortó mi esposa). Y mi esposa necesita más medicinas para luchar contra lo que le está saliendo por la piel. Y el teclado de mi ordenador se ha roto, no funciona bien y escribir es una tortura. Y ¿el alquiler? ¿y la comida? Oh, dios. El caos.

piernakas

Uno de los concursos ya se falló. Investigué y vi que lo ganó un amigo de los que lo convocaban. El premio lo convocaba un bar de un pueblo de Laredo y el premio lo ganó un vecino del pueblo que había escrito un libro que se llama “Historia de Laredo y sus costumbres”. Otro fraude. Perdí 3 días escribiendo un relato para un concurso en el que el premio ya estaba dado de antemano. El segundo premio al que me he presentado se falla el día 15 de septiembre. El tercero en octubre. El de “Barco de Vapor” el próximo año. Y el que acabo de terminar, dentro de 30 días. Pero sólo si consigo llevarlo a Correos hoy. Si consigo el sello de Correos con la fecha de hoy, entra en el concurso.

Camino por todo el pueblo. Hasta el lunes me estoy quedando en un pueblito que se llama “El Astillero”. Llevo en el bolsillo un dispositivo USB en el que guardo mi relato. No tengo impresora. Necesito imprimirlo, graparlo, meterlo en un sobre y llevarlo a Correos antes de que cierre. Casi todas las tiendas que veo están cerradas, estamos en verano, tienen horario especial. La copistería está cerrada. Las librerías están cerradas. Las papelerías están cerradas o, cuando les enseño el dispositivo USB me dicen que no tienen “nada” para utilizar “eso”. Así que paso al plan B. Voy de comercio en comercio, me da igual a lo que se dediquen, entro en cualquier negocio que tenga impresora y un ordenador: contándoles mi vida, que tengo que imprimir esto ahora mismo, que les pago 5 euros por que me impriman 7 putas páginas. Todos miran mi cara y mi puerto USB con miedo. No sé por qué. Con lo fácil que es imprimir. Nadie accede: la excusa que me ponen es que tienen la impresora rota. Una maldición ha caído a “El Astillero”. Todas las impresoras se han roto.

Es el fin.

Veo un laboratorio fotográfico. Es mi última opción. Entro. Hay un joven con un ordenador. Chatea por el Facebook.

Hola —saludo con mi mejor sonrisa— Necesito imprimir un relato de 7 páginas para poderlo presentar a un concurso. Si no lo imprimo esta tarde, se me vence el plazo. ¿Me lo puedes imprimir? Te doy 5 euros.

El joven, de unos 27 años, me mira sorprendido:

¡Sí! —dice.

Mi corazón grita de alegría.

¿Eres escritor? —pregunta.
—contesto dándole el pendrive.
Yo también. Presento un libro este fin de semana, mi primer libro. Lo que pasa es que la impresora que tengo sólo imprime fotografías. Lo siento.

Mi corazón grita, sin entender nada.

—Entonces ¿por qué me dijiste que sí?
—No sé.
—¿Y me lo puedes imprimir de otro modo? Te traigo folios normales.
—No. No puedo. Lo siento.

Quedo callado. Estoy ante un imbécil.

¿Y cómo se titula tu novela? —le pregunto.

—Bueno, es una antología de poesía… de varios autores. Me publican una poesía en ese libro.

Tú no eres escritor. Tú eres un aficionado. Escritor soy yo que he publicado 4 novelas, malvivo de ello y me lo juego todo a esta carta. Un escritor de verdad estaría ahora escribiendo, no trabajando en un laboratorio fotográfico. Pero, sobre todo, no eres un escritor de verdad porque si a cualquier escritor del mundo se le acerca otro con un pendrive y con la necesidad inmediata de imprimir un relato para un concurso, ningún escritor en su sano juicio le diría que no. Si me hubiera pasado a mí, si tú hubieras venido a mi tienda con un pendrive hubiera cerrado la tienda e ido a mi casa a imprimírtelo. Y te hubiera llevado a Correos en taxi. Te lo juro. Tú no eres un escritor, tú lo que eres es un poetita de mierda.

Y me fui.
Y se me venció el plazo para presentar el puto relato.

leyendo-arafa-enelmetro

p copia


Viewing all articles
Browse latest Browse all 447

Latest Images

Trending Articles