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Channel: Rafael Fernández – EZCRITOR.com
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FUERA DE MI TORRE DE CRISTAL

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Una vecina tiene que irse fuera de la ciudad unos días. Me pide que vaya cada noche a la casa de una señora que se quedó ciega a los 60 años por culpa de la diabetes. A la pobre se le murió el marido el año pasado. La ciega no tiene dinero: trabajó limpiando casas toda su vida. Ahora vive sola, en una casa muy, muy modesta.

¿Pero no tiene a nadie quién le cuide? —pregunto irritado.

Porque no me apetece ir. Cada vez vivo más encerrado en mi torre de cristal: salgo de casa lo menos posible. Paso el día escribiendo o pensando qué escribir. Paso de gimnasios o de fiestas. Odio ir al supermercado. Yo sólo escribo. Si me dicen que tengo que estar a tal hora en tal sitio o que alguien viene a verme a tal hora, me pongo nervioso, me desestabilizo, no hago nada más que mirar el reloj todo el rato, pensando que a tal hora tengo que estar en tal sitio o que vienen a verme: ese día no puedo escribir nada. Así de mal estoy.

La vecina me contesta:

Tiene una sobrina que le dice que, si quiere, ella viene a atenderla todos los días. Pero con la condición de que le firme unos papeles donde le regale la casa. La ciega le dice a su sobrina que la va a heredar, que no tiene hijos, que se la dará cuando muera. Pero la sobrina no se fía. Y ella tampoco se fía de su sobrina por si luego la echa de casa y tienen que vivir en la calle. Así que vive sola y no tiene nadie quién la cuide.

Digo que sí: me comprometo a ir cada noche a casa de la ciega.

—A las 21 horas.

—A esa hora suelo terminar de dar el último paseo a mi perra. Iré a la casa de esa señora a la vuelta.

Tras el paseo con Anais llegó a casa de la ciega a las 21 horas. Mi perra, contra todo pronóstico, se queda tranquila: no salta sobre la vieja para saludarla. Parece que advierte que tiene que portarse bien porque la habitante de la casa es ciega y vieja. Mi misión es sacar de un bolsito un aparato para medirle la sangre. Conectar al aparato una lengüeta. La ciega se pincha el dedo con una aguja y se lo aprieto hasta que le sale una gota de sangre. A la vieja le gusta que le toque, lo noto. Entonces, sin que la lengüeta toque demasiado el dedo, se empapa de sangre, hace contacto y le indica un número: 168. Como ella no puede verlo, se lo digo. Entonces me dice que saque otro aparatito, uno que tiene una rueda y lo coloque en el número 30. Esa es la dosis que le toca inyectarse. De ese aparatito saca una jeringa que ella misma se clava en el brazo.

Cuando no tengo a nadie que me indique el número, me inyecto una dosis cualquiera —me dice.

—¿A qué hora quieres que venga mañana?

Mañana voy a ir a un sitio a tomar un café con una amiga. ¿Podrías venir a las diez menos cuarto de la noche?

Vale.

Antes de irme le pregunto dónde le guardo las cosas: me pide que el mando a distancia se lo deje debajo del cojín que está al lado del teléfono; el estuche con los aparatos de la diabetes debajo del cojín del sillón. Todo ha de estar debajo de un cojín para que a ella le sea fácil localizarlo.

Luego le pregunto que si necesita alguna cosa. Temo que me diga: “báñame y límpiame el culo” o “déjame mamar una polla por última vez”. ¿Cómo podría decirle que no? Gracias a Dios no me dice nada de eso. Sólo que le caliente un tupper que hay en la nevera. Lo hago, se lo sirvo en un plato y me voy con Anais. Creo que los ancianos desperdician toneladas de sexo gratis con gente de buen corazón.

Mientras regreso a casa voy pensando en la vejez: tengo miedo de quedarme ciego, diabético y solo. Decido que voy a comer todo lo saludable que pueda y a empezar a hacer ejercicio. Svieta tiene tres años menos que yo. Posiblemente yo muera primero. Ella se quedará sola. Tengo que convertirme en un gran escritor para dejarle la vida resuelta a mi esposa cuando sea vieja. Me imagino a Svieta sola e inválida y me salen unas cuantas lágrimas. Me las seco. Tengo que escribir más y mejor. Luego me pongo a pensar en el Estado. ¿A dónde se van los impuestos que pagamos? Flipo con que el Estado no ponga a un profesional para que cuide de esta vieja ciega y enferma de diabetes. Como no tiene quién la cuide tiene que ir un desconocido que escribe pornografía y que está medio loco a su casa. Me imagino a su sobrina, quejándose de la crisis y escribiendo por el Facebook contra el PP y los bancos. Nadie sabrá, salvo esta señora ciega, que su sobrina es tan cabrona como los bancos que quieren quedarse con la casa de los necesitados y tan sádica como los que recortan y quieren hacer la Sanidad de pago. Quizá tenemos un gobierno que no es más que el reflejo de nosotros mismos.

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A esto lo llamo yo el mejor verano del mundo:

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Camera 360

“Brutal tu trabajo. Me lo he pasado de puta madre leyendo tus obras (“El comedor de coños” y “20 Polvos”), de principio a fin. Los he leido a ratos disfrutándolos, no en plan psicópata como hacen algunos de tus fans. No tengo ni idea de literatura así que sólo te diré que personalmente, pienso que tienen muy buen ritmo, van muy rápido, como si leyera un cómic o viera una peli, me has tenido totalmente enganchado, tus reflexiones y tus aventurillas me han dado muy buenos ratos de risas y a veces me he sentido identificado, porque también he sido un poco pillastre.
Cómo definiría estas vacaciones?
La playa, tus libros y Martha, el gran amor de mi vida.
Gracias a los tres.
Te paso un par de fotos para que veas cómo disfrutamos del verano, publica la que te dé la gana.
Acabo de pillar los Diarios Secretos, la dirección es la misma que la última vez.”

Texto y fotos: Miguel T pero…

elqueamaasuvida

…así se enamora cualquiera!

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P.D.-Él se lo pasó bien leyendo este verano, tú compraste “Inferno” de Dan Brown.

Sobre las cosas que NO se ven y están ahí

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Hay una enfermedad que afecta a los bebés. Pueden morir si nadie les toca. Necesitan “físicamente” el afecto de otra persona, no sólo la leche materna o alguien que les vigile y les impida meter los dedos en el enchufe. No me lo invento. Os narro el caso más explícito que conozco: el emperador Federico II ordenó aislar a varios bebés y que recibieran tan sólo alimento y cobijo. Prohibió que se les hablara o les dirigiesen cualquier muestra afectiva. Todos murieron. Hay más casos y mucho más actuales que demuestran que para un bebé es tan necesario que se le tome en brazos y se le quiera como la necesidad de comer.

Luego nos hacemos mayores. Durante un tiempo todos probamos ser “hedonistas”: preocuparnos sólo por nuestro placer y satisfacción. Corrernos en las caras de las chicas y luego escupirlas y pasar de ellas. Creo que es una etapa necesaria en la vida. Pero seguro que tú también te diste cuenta de que ser hedonista es una puta mierda. Es como la masturbación: mola pero es mejor follarse a la tía buena del video. Ya lo dijo una vez Jon Bon Jovi. “Sigo perteneciendo a una banda porque, cuando consigues que una canción llegue al número 1, es más satisfactorio celebrarlo con un grupo de gente a la que quieres que tú solo”. He escrito esta frase de Jon Bon Jovi de memoria, no es una cita textual. La leí hace décadas en la prestigiosa revista musical científica “Super Pop” y hasta hoy, que estaba escribiendo este post, no la he terminado de entender. Siempre ha estado revoloteando por mi cabeza. Necesitamos gente a nuestro alrededor. No podemos ser felices si no hacemos feliz a alguien más.

Parece lógico que a nuestro alrededor hay un montón de cosas invisibles que no vemos pero que nos afectan. Es como si creáramos un montón de “hilos invisibles” y los conectamos con las personas que amamos. Si conozco a una chica, me enamoro de ella y me la quiero follar le lanzo el hilo: se lo clavo en la cabeza, en el extremo del hilo hay una especie de anzuelo que se le clava en la piel de la cabeza pero ella ni se entera. Si no recibo por ese hilo amor, enfermo: en mayor o menor medida. Si sólo me la follo tampoco es suficiente. Lo que necesitas es su amor. Puedes enfermar de salud física o mental si no lo consigues. No es ciencia ficción. Cuando se nos muere alguien al que amamos mucho enfermamos: porque necesitábamos su amor. No enfermamos porque esa persona nos estuviera manteniendo o dando de comer: enfermamos porque la queríamos: la necesitábamos. La de viejos a los que se les muere su esposa y, al poco, mueren ellos.

El amor es una de esas cosas que no pesan o se ven pero que nos es necesario para seguir adelante. Muchos dicen que no existe: no es como el aíre, que aunque es invisible sabemos qué existe y hasta de qué elementos está compuesto. Yo creo que ahí fuera hay un montón de cosas invisibles que están compuestas por elementos de los que no tenemos ni idea. Estoy seguro que los fantasmas, diablos y extraños seres que no vemos están compuestos por esos otros elementos. Un día los descubrirán y alguien creará unas gafas para que podamos ver ese mundo con el que convivimos. Cuando veamos las cosas invisibles que nos rodean este sistema económico va a caer. Y las guerras van a terminar. Ese va a ser el momento en que todo cambie: cuando veamos cómo es la vida de verdad.

fantasmas

Pero hoy por hoy sólo digo que si en tu día a día amas a alguien “de verdad” vas a estar más saludable y mejor de la cabeza. Porque el amor no se vende en los supermercados pero es igual de necesario que el pescado, la carne o las verduras.

Si no me crees, busca a alguien a quien amar de verdad y me cuentas. Tú salud mejorará. Eso es a lo que llaman “sentar la cabeza”.

Alicia y Carlos critican “El comedor de coños”

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“Bueno, Rafa. Por fin me leí el libro. Si no te he mandado la crítica hasta ahora es porque estamos en un pueblo de la Castilla profunda en la que fuera la casa de mi abuela, y no hay ni teléfono, y solo a veces pillo WIFI
al vecino.

Me ha gustado. Es un libro que pide que sigas leyendo, que no te deja tranquilo/a hasta que lo termines. Porque la vida de Sigmundo es como el centro de un huracán. Si te acercas ya no puedes salir, la fuerza de succión te va absorbiendo más y más hacia el centro, hasta tocar el mismo abismo.

Está escrito con un estilo mucho más depurado que “diarios”y “20 polvos”. Se nota que Sigmundo ha madurado o tal vez su visión del mundo empieza a ser más transparente. Y su “sacrificio…” Bueno, es una curiosa forma de redimirse. Pero es una redención al fin y al cabo. Una auténtica bajada a los infiernos.

Y como siempre, una se queda pensando que seguramente de todos estos relatos la mayoría son verdad, precisamente aquellos que parece que no lo son.

Mi única crítica es que el final es demasiado abrupto, demasiado … Como metido con calzador. Cualquiera que te conozca de tu blog o siga tu historia con Svetia entenderá por qué es un final profético, y que realmente no hace falta dar más explicaciones… Pero para alguien nuevo a tus historias, y a tu mundo, puede dejarle en una especie de coitus interruptus, como si hiciera falta un epílogo.

Besos y felicidades por tu valentía y tu trabajo.

Alicia

Como siempre, una se queda preguntándose cuánto de eso es verdad.

Sent from my iPad”

Foto: Carlos. Texto: Alicia.
Carlos también mandó esta crítica, breve:

“Rafa. en lo que escribes hay una grieta, algo q se abre y no se bien a donde lleva, pero es necesario q sigas abriéndola, tu sabes algo q mucha gente no sabe.”

MUCHAS GRACIAS.

Lo que me pareció el capítulo 10 de “Breaking Bad”.

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Maldita sea. El capítulo 10 no está tan bien dirigido como el 9. El de la semana pasada, dirigido por Bryan Cranston, fue una obra de arte para nosotros: tenía oficio, épica y esas imágenes tan “breakingbadianas”. Apestaba a “Breaking Bad”. Salías de casa, te montabas en un coche y te ibas a mil kilómetros de distancia y todavía estabas oliendo el tufo a “Breaking Bad” que desprendía el capítulo 9. Esta nueva entrega ha tenido una realización pobre, propia de una teleserie del montón. Eso sí, con interpretes de primera fila. Porque los de “Breaking Bad” nos tienen mal acostumbrados. Porque son los putos amos de la televisión.

Estamos presenciando el cierre de la mejor serie de televisión de todos los tiempos. ¡Bajemos la cabeza ante la grandeza! Somos afortunados. Hemos sido bendecidos. Todo ha sido parte de un plan maestro. El primer paso era que viéramos “David el gnomo”, “El Equipo A” y “El coche fantástico”. El último paso es que viéramos el capítulo final de “Breaking Bad”. Ahí acabará la edad de oro de las series de televisión. A partir de ahí todo nos parecerá una producción para tele5 de José Luis Moreno.

Deja de leer ahora mismo si aún no has visto el capítulo 10. Comienzo con los spoilers. Sin compasión.

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En el capítulo de esta semana hemos vuelto a ver, brevemente, a Walter White, no al monstruo en el que se convirtió: Heisenberg. El regreso de Walter ocurre cuando recobra el conocimiento en el suelo del baño y, con lágrimas en los ojos, ruega a la zorra-infiel de su mujer que no deje que todo su esfuerzo se vaya a la mierda, que conserve el dinero para que a sus hijos nunca les falte de nada.

¿Qué os ha parecido en este episodio la zorra de su esposa? En el post anterior dije que me caía fatal pero… ¿Qué ha pasado? ¿Por qué ahora mi corazón late desbocado cada vez que mi pensamiento se posa sobre su recuerdo? Porque ¡por fin se le ha visto lealtad al hombre con el que se casó! ¡Por fin no ha fallado a Heisenberg! Si sigue así le perdonaré, a ese pedazo de guarra tragadora de pollas, que se haya metido la polla de otro hombre… ¿O no habrá traicionado a Heisenberg por miedo a perder el dinero? ¿O porque no quiere que su familia quede destrozada? ¿Qué siente esa zorra por Heisenberg? No lo sé. He visto el capítulo un montón de veces y he puesto el pause en esa escena. Parece que aún siente algo por Walter. Ella sabe que es un criminal pero no sabe nada de la vez que su marido envenenó un niño o encubrió el asesinato de un segundo y lo hizo desaparecer. Por eso sería lógico que ella le siga amando. Ha hecho cosas feas y matado a gente mala por el bien de su familia. Lo que no es lógico es que nosotros también sigamos amando a su marido. Capítulo a capítulo incluso los padres con hijos piensan que:

Bueno. Un niño. Sólo uno. Otra cosa es que hubieran sido muchos. Un niño muerto se lo perdonamos al buenazo de Walter. Es verdad que en el pasado casi mata a otro, pero en fin, es algo que a veces pasa —y para rematar el pensamiento añadimos una expresión que desde hace unos 7 años nadie ha sido tan hortera de escribirla en internet; me refiero a— Bueno, “pelillos a la mar”.

porque

Esa es la gran pregunta de “Breaking Bad” ¿Por qué estamos fascinados y amamos a ese delincuente-asesino de niños? La respuesta es elemental. Tan elemental y primitiva como nuestro vergonzoso pasado de monos. Es de ahí de donde nos viene el cariño por Heisenberg. Tenemos que retroceder hasta los tiempos del origen del hombre para poder responderla. De cuando tú eras un mono y tu mona paría, sacaba por el coño un par de bebés-monitos. Entonces se acercaba un águila, un puma o un trinosaurio rex a comérselo. No sabías cómo ni por qué, pero te lanzabas a pelear contra lo que fuera una amenaza al bienestar de tu familia. Y tú sólo eras un mono gordo y feo. Y ellos animales depredadores que 1000 contra 1 iban a acabar contigo. Pero contra todo pronóstico eres tú quien gana. De ahí nos viene la simpatía por Walter White. Este es el secreto de por qué nos gusta de verdad “Breaking Bad. Prepárate a llorar. Nos gusta ”Breaking Bad” porque Walter es el padre que todos quisiéramos haber tenido. El padre que se preocupa por ti. El padre en el que sabes que, pase lo que pase, siempre va a estar ahí por ti. Que nunca te va a dejar caer. Un padre que nunca fracasa, no como el tuyo. Un padre al que todos temen menos tú porque él te adora. Un padre que te sacará de cualquier lío. Que te dará todo lo que quieras y en cuanto se lo pidas. Un padre que no le importa matar o ir a la cárcel a cambio de que tú estés bien. A la mierda nuestro padre verdadero. Es a Walter White a quien queremos.

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Pero volvamos a la puta zorra que se folló a otro mientras su marido andaba fabricando cristal para que a ella jamás le faltara dinero para comprarse unos zapatos de 10.000 euros. En este capítulo es ella la que se ocupa de decir la frase mítica del episodio:

Hank sólo tiene sospechas. Nuestra mejor opción es quedarnos tranquilos —le contesta.

Estamos ante el triunfo, por fin, de Walter ante su mujer. La mujer, por fin, reconoce que está al lado de un super hombre. Que no es un pobrecito estúpido que no se entera de nada, que no es uno más del montón, el último de la fila, el tonto que se va a una manifestación a gritar. Sabe que su marido es el “DANGER”, como una vez le gritó. Sabe que su marido tendrá que enfrentarse a la élite de la DEA, pero le importa un pimiento. Porque sabe que Heisenberg es el puto amo. Que es él el que da por culo, no a quien dan por culo. Pero… ¿A quien ama esta zorra? ¿A quién protege? A su familia naturalmente pero… ¿incluye a Heisenberg dentro de su familia?

¿Te alegras que haya vuelto el cáncer… zorra?

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No ha sido un capítulo flojo ni malo: todo lo contrario. La historia sigue y nos la están contando tal como necesitamos: con detalle y viendo todo lo que queremos saber. Sin prisas aparentes. Y muy grande la escena de “cúbreme los ojos que no quiero ver los cadáveres de toda la gente a la que he mandado a matar”. Sublime. Esos detalles son lo que hacen a esta serie tan mítica. Pero al final… ¡Pinkman!¡Terrible! Pinkman con la misma cara de sufrimiento que Frodo en las tres partes de “El señor de los anillos”. Parece que Hank va a tratar de sacarle algo… ¿Podrá? ¿Se echará el farol de que lo sabe todo para que Jesse hable? ¿O le ofrecerá un trato? Seguro que tratará de asustarle pero… ¿Con qué puedes asustar a Pinkman? ¿Acaso no está muerto ya? ¿Qué puede resucitarlo? ¿Quizás la ira contra Walter White si descubre el intento de envenenamiento a su ahijado o que no hizo nada para impedir la muerte de su novia drogadicta! ¿Pero cómo puede descubrir todo esto? Ay mi madre. ¡Qué culebrón!. Bueno… ¡“Pelillos a la mar”!

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Tamara y “El comedor de coños”.

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“Hola Rafa!
Me gusto mucho el libro!
Como siempre, intenso. Se lee enseguida, sin que uno se de cuenta.
Me encantan las fotos del final.
Viva el amor!”

Nota.- Tamara (Italia) leyó las 410 páginas de “El comedor de coños”. Tú, en cambio, compraste cualquier ebook en Amazon y te aburrió tanto que aún no has pasado ni de la página 22.

Y, mientras tanto, en México…

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Gracias, Miguel.

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“La literatura es un asunto bastante complicado (y el arte en general), de alguna manera conecto muy bien contigo de la misma forma en que mis padres no lo harían (no es por salto generacional, es otra cosa). Tus “Diarios de sexo y libertad” son puro diamante en bruto (es verdad que falta pulirlo, reducir el número de hojas, hay momentos en que la existencia en la discoteca cae en una rutina donde el único dilema existencial se reduce a follar o no follar, que, no nos equivoquemos, es algo bastante importante, pero me gusta mucho ese otro lado del joven Don Nadie que quiere ser un gran escritor, que tiene la necesidad de narrar y por eso siente que lo minusvaloran). En definitiva, me pareces un escritor cojonudo, te guste más o menos lo que yo haga. Si hablo contigo no es para que tú me correspondas dándole al “me gusta” como cortesía. Yo busco conmover o ilusionar al lector, no causarle dolor de dedo por apretar con el dedo en el ratón la casilla de preferencias de Facebook. No te hice ningún favor al comprarte los libros, no los compré porque sintiera lástima por tu situación financiera (aunque suene muy cabrón) simplemente me enamoré de las primeras páginas que habías puesto por Internet, sus frases rotundas como las hostias de Muhammad Ali y te compré los tres corriendo por miedo a que no hicieras una nueva edición. Tú me hiciste el favor a mí al escribir esos libros, me procuraste un estupendo balón de oxígeno. Esto, que sepas, no es la crítica al libro porque aún no lo he terminado. Leo morosamente, con lentitud pasmosa para gustarme leer tanto, pero es que me gusta desmenuzar las frases, entender qué hay ahí que me gusta tanto.”

graciasmiguel

Foto y texto que he robado de un email por Facebook que me mandó Miguel, ayer.Como es un texto que me animó bastante, me lo guardo por aquí y os lo enseño, orgulloso.

Hablando un poco.


Soy un come bombones racista

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Llego a casa de la ciega. Hoy no está sola. Una señora con el pelo demasiado teñido de amarillo abre la puerta y me recibe con una sonrisa falsa. No sé quién es. Pero “percibo” que es una familiar. Creo que me está mirando raro porque se siente mal porque un desconocido venga cada día a cuidar de su familiar ciego en lugar de ella. Creo que tema que la voy a juzgar. No lo voy hacer. Le devuelvo una sonrisa falsa y me concentro en mis tareas con la ciega: meter la lengueta dentro de la máquina, rozar su gota de sangre con la lengueta, decirle el número que sale en la maquinita, ayudarla a que se pinche en el brazo y guardarlo todo. Dentro del salón veo a un hombre. Está en el balcón. No quiere ni mirarme a la cara. Me da la espalda.

Toma —dice la vieja ciega cuando termina de pincharse.

Ha agarrado una bolsa. Dentro hay una gran caja de bombones de Nestlé. Esa caja por lo menos cuesta 18 euros y la ciega a la que ayudo se nota que tiene una economía muy humilde. No quiero aceptarle los bombones por nada del mundo. No estoy ayudándola por dinero o por bombones. Lo hago porque, si yo estuviera en la situación de la vieja (solo y ciego) me gustaría que alguien me ayudara. No quiero que esa ciega se gaste dinero en mí. Me hace sentir fatal el detalle. Pero ella insiste: le va a doler que no acepte su regalo. No veo otra opción de tomarlo. A mi esposa tampoco le va a hacer gracia el regalo. Estamos tratando de cuidarnos muchísimo: hace un año que dejamos el tabaco y el alcohol. Ahora estamos tratando de dejar de tomar grasas, leche y derivados. Por lo visto, son malísimos para la salud. Me ha costado un montón pasar un verano casi sin tomar helados. Pero ella hizo el esfuerzo de dejar de fumar (me da asco las tías que fuman) y de beber (las borrachas son patéticas). Así que yo estoy haciendo el esfuerzo de dejar de tomar helados y chocolate a casi todas las horas. Pero con una caja gigante de bombones Nestlé en casa va a ser complicado. ¿Qué debo hacer? ¿Tirar la caja a la basura? ¿No sería demasiado feo?

Llego a casa. Mi esposa pone mala cara cuando le enseño la caja de bombones gigantes. Para colmo a mi esposa le han salido otra vez ronchas por toda el cuerpo. No sabemos qué le ocurre aunque creemos que la casa que nos han alquilado está llena de ácaros. Nos hemos gastado más de 100 euros entre cubre colchones contra ácaros, medicinas y pomadas y nada. Pero mi esposa sigue con la piel llena de ronchas. Cada vez que hemos conseguido algo de pasta para ahorrar nos la hemos tenido que gastar en nuestra cruzada contra los ácaros. Pero lo que más me jode de todo es ver a la persona que más quiero del mundo con la piel así y no saber cómo ayudarla. Ya sólo quedan 7 días para que nos vayamos de esta casa.

Enciendo el ordenador. Tengo un mensaje. Espero que sea el de un nuevo lector que desea comprarme un libro. No. Es otra vez esa señora fea de Santo Domingo. La típica ama de casa con hijos que te agrega por el Facebook para tratar de “engancharte” y le envíes dinero para un pasaje en avión con el que venir a verte. Y luego no vienen. No debí de aceptar su petición de amistad. Cada vez que me ve conectado me dice algo y yo la ignoro. Hoy, como estoy enfadado y hasta los cojones, le digo:

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Y la desagrego. Realmente no tengo nada contra las negras. Me gustan, me he follado a unas cuantas y me he hecho pajas pensando en ellas. No soy racista. Necesitaba desahogarme.

Ceno. De postre, abro los bombones. No puedo parar de comer bombones.

Te está creciendo la papada —señala mi esposa.

Su ”crueldad” me hace recordar lo que le he dicho a la negra. Me hace sentir mal. Pienso volver a agregarla y pedirle disculpas. Pero finalmente no lo hago porque pienso que, de todos modos, era una puta que quería liarme para que le mandara dinero.

Y sigo comiendo bombones a la vez que, mi papada, sigue creciendo sin parar.

P.D.- Nada más terminar de escribir este post me ha tratado de agregar otra:

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Si eres usuario de Facebook es complicado despertarse y no deprimirse.

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Si eres usuario de Facebook es complicado despertarse y no deprimirse. Abres el Facebook y el asunto comienza. Lees:

“AYUDA. SÓLO TENEMOS UNAS HORAS PARA SALVAR A ESTOS PERRITOS (y te ponen la foto de esos perritos) DE LA PERRERA DE HUELVA. HOY A LAS 18:00 HORAS LOS EJECUTARÁN SI NO HACEMOS ALGO. ACOGIDAS URGENTES. MÁXIMA DIFUSIÓN”.

Lees esto nada más despertarte. Sin tomarte un café si quiera. Preocupado, te pones a pensar ”¿Podría acoger unos 15 perros en mi casa? ¿Quién que yo conozca le vendría bien un perro o 15 perros”. Miras el reloj:

Quedan 10 horas para que todos estos perritos mueran.

La gente “dura” del Facebook aconseja que hay que desagregar a los que anuncian sin parar estas cosas sobre animalitos en el Facebook. Pero yo no puedo. Tengo el Facebook infectado de gente como esta. Porque me imagino que los desagrego y me los encuentro por la calle:

Hola, Rafa —me dirían.
Hola ¿Qué tal?
Pues la verdad que un poco “mosqueado” contigo.
¿Por qué?
Me has desagregado de tu Facebook, ¿verdad?
—Sí.
—¿Por qué?

Entonces… ¿Qué debo contestarle? ¿Esto?:

“Te he desagregado del Facebook porque me molesta que estés tratando de salvar perritos.”

¿O esto?:

—”¿Quién te crees que eres? ¿El Superman de los perros? ¿Has conseguido salvar a alguno alguna vez? ¿No has pensado alguna vez que tienes sólo 79 contactos en el Facebook y que la posibilidad de que alguno queramos tener otro perro o tengamos un familiar o un amigo que le apetezca tener uno antes de las 18 horas y desplazarse hasta Huelva en coche es del 0,0000%? ¿No ves que nos informes de que van a morir esos 15 perritos a las 18 horas es cruel? Además ¿No sabes que ese anuncio de que los perros de la perrera de Huelva lleva publicándose por el Facebook desde hace tres meses? ¡Esos perros ya están muertos desde hace meses POR DIOS! ¿Sabes que si yo cogiera un avión, llegará a la perrera de Huelva con la intención de salvar a esos 15 perros sólo me darían sus cadáveres putrefactos después de desenterrarlos y sacarlos de una fosa común? ¿Sabes cómo me sentiría yo entonces? Además ¿No ves lo mal que te va la vida? ¿Por qué de los perritos abandonados sólo se preocupa la gente que le va mal la vida y están solos? ¿Por qué no se ocupan mejor de sí mismos y progresan y compran terrenos de miles de hectáreas para que puedan salvar miles de perritos al día? ¿Quieres que yo cuide de esos perritos porque tú piensas suicidarte?”

Lo bueno del Facebook es que va insensibilizándote incluso en el terreno personal. Si pasas suficiente tiempo en el Facebook o internet te conviertes en un ser insensible, como uno de esos soldados del ejercito de Khaleesi a los que ordenaban matar recién nacidos como prueba de valía.

Leer on line el periódico cada día fue el primer paso para insensibilizarte. Leías los titulares: “GUERRA EN IRAK. 10.000 MUERTOS HOY” y acto seguido pensabas que era la hora de la paja, que te vendría bien masturbarte con algún video protagonizado por una chavala que podría ser tu hija. Hoy en Facebook lees que hay 15 perros que van a crucificar o que a tu amigo se acaba de quedar sin trabajo o que está vendiendo su primer libro, super ilusionado y te la suda. O lo que es peor: no te la suda. Comienzas a disfrutar con sadismo sobre la desgracia ajena. Comienzas a entrar en el Facebook de tu amigo cada vez con más ganas para disfrutar de lo mal que le va en la vida. Piensas “A ver cuánto le dura la novia”. “A ver cuando pierde el coche”. “A ver si pilla alguna enfermedad degenerativa y comienza a subir fotos al Facebook de cómo va muriendo”. Y si es tu ex a quien se ha quedado sin trabajo o ha engordado o está solo o sola y no ha podido irse de vacaciones a ningún sitio pues entonces mucho mejor. Comienzas a subir tú, a todas horas, fotos de tus espléndidas vacaciones. La felicidad.

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¿Qué es lo próximo? Porque internet cada vez se va haciendo más intimo, más especializado en el usuario. ¿Con qué van a conseguir que nosotros mismos dejemos de importarnos a nosotros mismos? ¿O ya lo han conseguido?.

Ten cuidado… o no.

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“Hola, Rafa:

Te envío una foto de mi iMac. Te escribo porque tú también tienes un iMac y no tengo a nadie con quien consultar este extraño problema. Como eres una persona observadora que pasas mucho tiempo pegado al ordenador puede que estés viviendo la misma experiencia que yo. Una experiencia que no sé si es buena o mala.

Al año de comprarlo, mi iMac dejó de funcionar bien. Se sobrecalentaba y pitaba. Pero, misteriosamente, cuando me masturbaba viendo un video porno y salpicaba el ratón o el teclado de semen (perdón por la palabra) comenzaba a funcionar otra vez perfectamente (se enfriaba y dejaba de pitar). Sin paños calientes confieso que, a pesar de que tengo novia me masturbo mucho viendo videos porno que, o bien bajo de internet o bien veo on line. También me masturbo con videos de ex novias mías, que se dejaron grabar en su momento mientras follábamos. Con algunas de ellas, me sigo escribiendo y viéndome a escondidas de mi novia en calenturrientos encuentros (tú me entiendes).

El problema serio con mi iMac comenzó cuando mi novia se vino a vivir a mi casa. Dejé de masturbarme y de pasar tanto tiempo pegado al ordenador. A la semana el iMac empezó a encenderse solo. A lo mejor yo había ido un momento a comprar el pan y, de pronto el iMac se encendía solo y comenzaba a reproducir alguno de mis videos porno con mis ex. Siempre ocurría cuando mi novia actual estaba frente al iMac. Esto me daba problemas, pues mi novia se ponía celosa al verme follar con otra chica y aseguraba que con ellas yo gozaba más que con ella.

Ya sé lo que dirás, Rafa. Que mi novia me encendía el iMac. Es imposible. No es así. Mi iMac tiene una contraseña imposible de adivinar y sólo la conozco yo. Esos videos los tengo en carpetas encriptadas. Es imposible que mi novia, que a penas sabe utilizar su teléfono movil, pueda jakear mi iMac. Es imposible.

La cosa fue a peor. Un día que yo no estaba en casa el iMac se encendió otra vez solo y le dio por meterse en internet, abrir mi correo y mostrar un montón de emails comprometedores a mi novia. Emails donde era evidente que la engañaba, fotos que lo demostraban. Mi novia hizo las maletas y se fue de mi casa.

No es entendible cómo paso eso. Por lo tanto pensé en tirar el iMac a la basura, pero me había costado una pasta y lo necesitaba para trabajar. Así que lo que decidí es que, cuando volviera a tener una novia a la que engañar, o visita en casa, desenchufaría el iMac y asunto arreglado.

No obstante, los sucesos incomprensibles, no se detuvieron ahí. Un día descubrí que el iMac había confeccionado un curriculo sobre mí y enviado a un montón de empresas. Mi sueño siempre había sido dejar mi trabajo de teleoperador y convertirme en diseñador. Mi iMac terminó mis diseños inacabados y los mandó a un montón de empresas. Una de ellas contestó y me ofreció un trabajo maravilloso que es el que tengo ahora, desde hace un año y medio y en el que me he realizado y en el que todo me va maravillosamente bien. Tengo un sueldazo.

Es más, mi iMac redacta emails cada día y los envía por sí solos. Me ha resuelto problemas familiares, problemas con amigos, problemas laborables, me termina trabajos y hasta me consigue chicas. Mi iMac les escribe por el chat del Facebook como si fuera yo, las seduce, las convence y me las manda a casa. La de veces que me he encontrado a chicas de mi Facebook en mi cama, esperando.

Tengo claro lo que pasa. Mi iMac se ha enamorado de mí y me cuida. Lo único que me pide es que las chicas no pertenezcan en casa más de 24 horas. Pasado ese tiempo, y aunque esté desenchufado, el iMac comienza a pitar y a sobrecalentarse. Siempre echo a las chicas. Por nada del mundo quiero que mi iMac se enfade conmigo. Podría convertir mi vida en un infierno.

Creo que metemos demasiados programas en el ordenador, programas demasiado inteligentes: que si el Photoshop con 3D, que si el After Effects, que si el Indesign…. Quizá el iMac comienza a mezclarlos y comienza a pensar por si solo. Ten cuidado…

…o no.”

Lo que me pareció el capítulo 11 de la temporada final de “Breaking Bad”.

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Deja de leer ahora mismo si aún no has visto el capítulo de esta semana. Comienzan los spoilers a saco:

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El 11 de agosto de 2013, antes de que se emitiera el primer capítulo de la última temporada de “Breaking Bad”, escribí en Facebook y en Twitter este mensaje:

Me gustaría mucho acertar porque eso significaría que mi mente está al nivel de la mente de Vince Gilligan, creador y responsable de la mejor serie de todos los tiempos. Sus decisiones serían las mías. Acertar, me llenaría de ánimo. En el capítulo de esta semana se me heló la sangre. Al final del capítulo está la primera oportunidad de que se cumpla una de mis profecías. Vemos a Pinkman (ahora con cara de loco) tirando gasolina por toda la casa de Walter. Al principio del mismo capítulo escuchamos a su hijo medio paralítico diciendo que se quería quedar en casa con papá. ¿Está el hijo de Walter en esa casa? ¿Quizá preparándole otra cutre web? Es mi oportunidad. Puede ser que Pinkman se salga con la suya y queme la casa con el hijo medio paralítico … y quizás el bebé… ay, Dios mío…

La unión Walter-Skyler me tiene feliz y enamorado. Pero me da que va a terminar muy pronto. Va a terminar desde que a los hijos de la pareja de moda en Alburquerque les pase algo. Hank y su esposa (¿qué más da cómo se llame?, es una frígida y tiene cara de pasa) llevan dando el coñazo durante dos capítulos con que los hijos han de mudarse a su casa. Y ellos que no, que erre que erre, que a los niños no les va a pasar nada porque ya todo terminó y ahora Walter es bueno. Pinkman con su lata de gasolina puede que lo cambie todo. Igual que en el pasado Walter no impidió que su novia muriera ahogada en vómitos, ahora Pinkman va a ser el causante de que la relación con Skyler termine. Bueno, me da a mí. Estoy hablando por hablar.

¿Habrá muertes? Yo digo que sí. Tiene que haber muertes entre los protagonistas. ¿Para que si no ha contratado Vince Gilligan a un adolescente paralítico? ¿Me equivocaré? Ay, Dios. Yo quiero acertar, tener la mente de Vince Gilligan. Luego podría ir a una reunión de guionistas y decir: “Vince Gilligan haría esto”. Y nadie me podría toser. Porque todos los guionistas sabrían que la mente de Vince Gilligan y la mía son la misma. Y Vince Gilliam es Dios.

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El nuevo capítulo ha dejado momentos memorables de humor para la posteridad como el del camarero y el guacamole pero sobre todo la “confesión” en video de Walter. ¡Qué hijo de puta! Eso sí que es meter el dedo en la llaga. Hank creía que la pelota estaba en su campo, que todo dependía de él, pero que necesitaba tiempo para pensar. Ahora parece que Walter lo ha sacado de la ecuación para siempre. Se olvidó que se enfrentaba con Heisenberg. Ya no se trata sólo sobre lo que es correcto o no. Ahora estamos hablando de si Hank quiere irse (con su esposa) a vivir, de por vida, a un estanque de mierda. Impagable la escenas en las que vemos al matrimonio viendo la confesión. Impagable. Parecía una escena de un wester de Sergio Leone. Sólo faltó que Hank desenfundara su revolver y disparara al televisor ¡Bravo!

lacupula

Lo único que no me gustó del episodio es que Saul confesara ¡Vamos! ¿En serio? Cierto es que es un cagado pero Pinkman no tenía nada, salvo sospechas… y un arma ¿De verdad creía Saul que Pinkman iba a matarle si no decía la verdad? ¿De verdad que no fue forzada la confesión de Saul? ¿No sería más lógico que Pinkman lo matara cuando supiera la verdad? Mmmm. Me pareció un poco flojo este punto. ¿Y a vosotros? ¿Por qué Saul sigue en ese pueblo? ¿Por qué no ha desaparecido? ¿No ha ganado ya suficiente dinero con todo este lío?

Bueno. Era necesario. La serie tiene que seguir avanzando y, con el próximo capítulo ya sólo quedan 5 para que todo esto termine. Con Pinkam descontrolado el presente va a dar un giro de 180 grados. Puede pasar cualquier cosa. Desde que Pinkman se haga amigo de la justicia hasta que Walter decida que Pinkman ha de pasar a mejor vida (lo más probable). No creo que Pinkman desaparezca sin más. Tampoco creo que Pinkman muera.

vaginesil

El elemento que aún no sé como encajará en todo es la otra banda, ese chaval pelirrojo con cara de buena gente, sus familiares nazis y su jefa, la de los zapatos con tacón de aguja que da más morbo que la Cospedal. No sé si serán protagonistas directos del final de la serie o pasivos. Si Walter los utilizará para salir indemne o ellos serán los que jodan a Walter.

Ay, Dios. Estoy enamorado de esta serie.

Poco más que añadir al capítulo. La serie sigue con buen ritmo, por la autopista, a buena velocidad y con el tanque lleno de… gasolina.

gay

TÚ NO ERES ESCRITOR

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Salgo de casa: estoy emocionado y nervioso. Acabo de terminar de escribir un cuento nuevo de 7 páginas. Lo escribí para presentarlo a un concurso. Este mes de agosto lo he dedicado a escribir relatos para concursos (y a escribir guiones de cómics para la revista). He escrito 5 relatos nuevos, incluso estoy terminando una novela infantil para el concurso de “Barco de Vapor”. Hacía más de 3 años que no me presentaba a ningún concurso. Se me quitaron las ganas cuando un amigo ganó el primer premio de un concurso de novelas. 3.000 euros era el premio.

Enhorabuena —le dije.

Sí. Bueno, realmente el premio estaba amañado. El premio lo organiza un amigo que tiene una empresa de autoedición para escritores. Me encargó la novela por 1.000 euros. Pero guárdame el secreto, ¿vale?

Mi amigo escritor estaba sumido en un mar de deudas. Por eso no le juzgué. No se pueden rechazar 1.000 euros si no tienes ni para comer. Pero me repateó los cojones la historia: hay por ahí un montón de concursos literarios amañados que se organizan sólo para que una empresa se promocione. Si un premio está asociado a una página web medio cutre, huye. No pierdas tu tiempo con él. Lo jodido de esto es que hay un montón de escritores que se presentan a estos concursos tomándoselo en serio, con ilusión y serias necesidades económicas. Escritores que, cuando no ganan, se deprimen y pasan una semana de mierda, pensando en el suicidio y en que deberían de dedicarse a otra cosa. No sé lo conté a mi amigo, pero hacía no menos 4 meses yo mismo me había presentado a un concurso de microrelatos convocado por la compañía de autoedición de su amigo. El premio era de no más de 300 euros, pero lo suficiente para sacarme de apuros el mes en que se fallara el concurso. Recuerdo haberme presentado a ese concurso como el que se agarra a un clavo ardiendo. Recuerdo la decepción que sentí cuando salió el relato ganador. Un relato mucho peor que el mío, pensé. Pero acto seguido también pensé que seguro que todos los escritores que se presentaron a dicho concurso estarían pensando lo mismo que yo. Que lo mío era un “mal perder”.

Sin embargo, tras escuchar la historia que me contaba mi amigo, supe que ese concurso de microrelatos al que me había presentado también estaba amañado. Que yo no era más que otro escritor manipulado por esa editorial de mierda buscando promocionarse entre escritores. Así que decidí no volver a perder mi tiempo presentándome a concursos literarios. De todo esto, hace 3 años.

Lo que pasa es que este mes de agosto ha sido tan malo en ventas, estoy tan angustiado, que decidí volver a presentarme a concursos. No tengo dinero ni para cortarme el pelo (me lo cortó mi esposa). Y mi esposa necesita más medicinas para luchar contra lo que le está saliendo por la piel. Y el teclado de mi ordenador se ha roto, no funciona bien y escribir es una tortura. Y ¿el alquiler? ¿y la comida? Oh, dios. El caos.

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Uno de los concursos ya se falló. Investigué y vi que lo ganó un amigo de los que lo convocaban. El premio lo convocaba un bar de un pueblo de Laredo y el premio lo ganó un vecino del pueblo que había escrito un libro que se llama “Historia de Laredo y sus costumbres”. Otro fraude. Perdí 3 días escribiendo un relato para un concurso en el que el premio ya estaba dado de antemano. El segundo premio al que me he presentado se falla el día 15 de septiembre. El tercero en octubre. El de “Barco de Vapor” el próximo año. Y el que acabo de terminar, dentro de 30 días. Pero sólo si consigo llevarlo a Correos hoy. Si consigo el sello de Correos con la fecha de hoy, entra en el concurso.

Camino por todo el pueblo. Hasta el lunes me estoy quedando en un pueblito que se llama “El Astillero”. Llevo en el bolsillo un dispositivo USB en el que guardo mi relato. No tengo impresora. Necesito imprimirlo, graparlo, meterlo en un sobre y llevarlo a Correos antes de que cierre. Casi todas las tiendas que veo están cerradas, estamos en verano, tienen horario especial. La copistería está cerrada. Las librerías están cerradas. Las papelerías están cerradas o, cuando les enseño el dispositivo USB me dicen que no tienen “nada” para utilizar “eso”. Así que paso al plan B. Voy de comercio en comercio, me da igual a lo que se dediquen, entro en cualquier negocio que tenga impresora y un ordenador: contándoles mi vida, que tengo que imprimir esto ahora mismo, que les pago 5 euros por que me impriman 7 putas páginas. Todos miran mi cara y mi puerto USB con miedo. No sé por qué. Con lo fácil que es imprimir. Nadie accede: la excusa que me ponen es que tienen la impresora rota. Una maldición ha caído a “El Astillero”. Todas las impresoras se han roto.

Es el fin.

Veo un laboratorio fotográfico. Es mi última opción. Entro. Hay un joven con un ordenador. Chatea por el Facebook.

Hola —saludo con mi mejor sonrisa— Necesito imprimir un relato de 7 páginas para poderlo presentar a un concurso. Si no lo imprimo esta tarde, se me vence el plazo. ¿Me lo puedes imprimir? Te doy 5 euros.

El joven, de unos 27 años, me mira sorprendido:

¡Sí! —dice.

Mi corazón grita de alegría.

¿Eres escritor? —pregunta.
—contesto dándole el pendrive.
Yo también. Presento un libro este fin de semana, mi primer libro. Lo que pasa es que la impresora que tengo sólo imprime fotografías. Lo siento.

Mi corazón grita, sin entender nada.

—Entonces ¿por qué me dijiste que sí?
—No sé.
—¿Y me lo puedes imprimir de otro modo? Te traigo folios normales.
—No. No puedo. Lo siento.

Quedo callado. Estoy ante un imbécil.

¿Y cómo se titula tu novela? —le pregunto.

—Bueno, es una antología de poesía… de varios autores. Me publican una poesía en ese libro.

Tú no eres escritor. Tú eres un aficionado. Escritor soy yo que he publicado 4 novelas, malvivo de ello y me lo juego todo a esta carta. Un escritor de verdad estaría ahora escribiendo, no trabajando en un laboratorio fotográfico. Pero, sobre todo, no eres un escritor de verdad porque si a cualquier escritor del mundo se le acerca otro con un pendrive y con la necesidad inmediata de imprimir un relato para un concurso, ningún escritor en su sano juicio le diría que no. Si me hubiera pasado a mí, si tú hubieras venido a mi tienda con un pendrive hubiera cerrado la tienda e ido a mi casa a imprimírtelo. Y te hubiera llevado a Correos en taxi. Te lo juro. Tú no eres un escritor, tú lo que eres es un poetita de mierda.

Y me fui.
Y se me venció el plazo para presentar el puto relato.

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Miyoto, desde Finlandia.

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Alemania y Finlandia son los países desde los que, extrañamente, últimamente me compran más libros. Hoy recibí este email.

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“¡Brutal tu relato en ORSAI! Tienes una forma de escribir que me gusta mucho, sin artificios, esto es lo que quiero contar y lo escribo, no le doy vueltas, esto es, mi imaginación al desnudo, cruda. Un solomillo sangrante, ¿qué no te gusta?, no te lo pienso hacer más, eso es lo que te vas a comer, es lo que yo quiero que te comas. Me encantó.

Tardé tanto en leerlo porque la ORSAI me la leo en antiguo, en secuencial, página por página sin saltarme nada. Eso también hizo que tu cuento se combinara con un momento especial, me lo leí en Helsinki (vivo a aprox. 100 kilómetros de allí), en un parque, justo enfrente de la maravillosa librería internacional Arkadia, en ella tienen libros en multitud de idiomas de segunda mano y, por tanto, a precios de pobretón como yo :D Lo hice mientras me comía un cous cous de pobre que me había preparado, cuando acabé de leer tu cuento, emocionado, me dirigí a la librería que un una hora realizaba una charla sobre el Infrarealismo, tendencia poética mexicana narrada por Bolaño en su novela “Los detectives salvajes”. Infrearealismo es una palabra que me recuerda a ti, por tu forma de referirte a los infrahumanos. Había llegado allí en autoestop y el último tren era a las 9 de la noche, no lo cogí, así comenzó una de las noches más locas de mi historia, de más arte y amistad, de más libertad y buen rollo… estuviste presente en ese momento.

Tu novela todavía no la he comenzado, estoy con una biografía de Baltasar Garzón, pero te prometí fotos de tu libro en Finlandia. Lo que ves está muy al sur de este país, se llama Këllviken, es un lugar apartado que tiene varias playas a las que se ha de acceder después de caminar un rato por el bosque. Al lado hay una fuente natural de agua fresca y pura que surge de las rocas y (como el poema de Manrique) va a dar al mar. Allí me desnudo, toco la armónica, leo, me pajeo, me baño, saludo a la gente que pasa con sus barcos mientras disfruto de la verdadera belleza, la de la naturaleza.”

miyoto

Mario de Alicante critica “Diarios secretos de sexo y libertad”

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“Hola Rafael, ayer acabé de leer tu libro “Diarios secretos de sexo y libertad” y la impresión general que me queda, es que eres un escritor grande, con talento, con un futuro extraordinario. No es una tontería hacer caso a las impresiones que, tras la lectura, se quedan prendidas en la memoria, porque, al menos en mi caso, es lo que determina que tengas ganas de seguir leyéndote o no. Si simplemente me hubiera gustado, quizá demoraría seguir leyéndote hasta que no tenga otra cosa que hacer, pero no me ha ocurrido esto. Cuando he puesto fin al libro, se me queda un vacío ansioso, que sólo lo puede ocupar la lectura siguiente de este personaje peculiar.

Empezaré por los dos únicos aspectos negativos del libro. En esto no voy a ser muy original, porque ya en tu blog, un lector llamado Miguel, hace pocos días, se me adelantó a la hora de valorar este libro. El primero, la extensión, no por la cantidad de hojas, sino por la ausencia de acontecimientos que aporten algo a la narración principal. Es como un parón en seco, que frena la continuidad de la historia. El segundo aspecto, también tiene el antecedente en Miguel, y son muchos episodios de Sigmundo con las turistas en la discoteca, que resultan repetitivos. Por episodios anteriores, por la forma de pensar del personaje, por los deseos que llevan a la isla las turistas que la visitan una semana, ya sabemos todo lo que va a ocurrir. Su lectura sería como cortar un trozo de película y ver fotograma a fotograma: la variación entre uno y otro es mínima. Y no aporta nada especial al conjunto.

Pues bien, dicho esto, Rafael, también veo la disculpa. El libro no estaba pensado para novela, sino para un blog diario. En ese contexto, que tú ya me advertiste, estas dos cuestiones quedan muy diluidas.

La parte positiva del libro es el resto, todo lo demás, que es muchísimo.
Los personajes son extraordinarios. Sigmundo, el principal, es soberbio. Las contradicciones extremas en las que se mueve, le da ese carácter de realidad que hace que un personaje de libro, viva censado entre nosotros. Es el ser más despreciable, machista, inhumano y asqueroso que te puedas imaginar y, por contra, tiene los gestos más solidarios, más amorosos, más tiernos que un humano pueda realizar. Ese carácter de sombra y luz a la vez, lo has trazado con maestría. Si te hubiera dado por hacer un Papa ateo, un bombero pirómano o un médico asesino, lo hubiéramos creído, porque narras las contradicciones de forma tan justificada, que nos las creemos.

El resto de personajes andan por la misma línea: Saki, la Virgen María, el argentino, la holandesa…. Todos excepcionales. La evolución de los tres primeros, que son el contrapunto de Sigmundo, beben de la misma maestría y son tan necesarios, como él en la historia. Sin ellos, no se comprendería muchas de las acciones de Sigmundo

Me ha gustado también, la parte técnica. Es lo que me ha terminado de convencer de que eres un gran escritor. El lenguaje exacto, real, sin artificios; el tamaño ajustado de cada oración, frase, diálogo…; el exuberante mundo que despliegas a la hora de contar los acontecimientos: no andas por los caminos trillados y el desenlace de muchos episodios, aunque sean mínimos, los salvas con admiración y originalidad; el modo de narrar que te atrapa, porque el ritmo interno de la frase es el único posible en lo que cuentas… En fin, tantos pequeños detalles, que te hacen escritor y que deben pasar desapercibidos a un lector, que sólo se acerca a un libro por el placer de la lectura.

Para acabar, Rafael, decirte que si tengo ganas de seguir leyéndote, aparte de por todo lo que te he dicho anteriormente, es porque si este es el primer libro, el resto deben ser impresionantes, o así me lo espero, porque habrás ahondado en todo lo bueno que ya has desplegado en éste.

Gracias por el buen agosto que me has dado.

Mario”


Me alegro que exista la saga de “50 sombras de Grey”.

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Leo sobre éxitos literarios y donde antes ponían “Da Vinci” ahora leo “50 sombras de Grey”. Leo a miles de escritores riéndose sobre lo mal escrito que está “Grey”. Leo que si los libros de “Grey” es porno light (y sin fotos) para amas de casa. Leo que en un solo libro de “Grey” se repite 142 veces la expresión “Madre mía” y 60 veces la frase “La diosa que llevo dentro”. Leo a cien mil intelectuales haciendo chistes sobre “Grey”. Y a pesar de todo eso, paso de ir al Carrefour a abrir un libro de “Grey”. No lo hago porque estoy escribiendo mi nueva novela: “Prostituto de extraterrestres”, relatos, guiones para comics, un librito infantil, ayudando a un amigo con el guión de su nueva película: no tengo tiempo para ponerme a leer un libro que sé que no me va a gustar. Tampoco lo busco y leo porque su éxito no me sorprende. Trabajé 3 años en la librería de “El corte inglés” como dependiente, y me cansé de ver a amas de casa comprando novelas románticas con portadas donde salen hombres musculosos sin camisa abrazando a una mujer un minuto antes de metérsela.

Sin embargo, el otro día salió la noticia de los famosos que más dinero ganan. En el puesto número tres, debajo de Madonna y Steven Spielberg leo el nombre de la autora de ese libro al que todo el mundo considera una mierda pinchada en un palo. La autora se llama E.L James y aseguran que ha ganado en este año unos 71 millones de euros, sólo por las ventas de sus libros de Grey. Entonces sí: se me llena la cabeza de un montón de preguntas sobre qué me estoy perdiendo no leyendo sus libros. Mi maravillosa vecina tiene uno de los libros de Grey. Se lo pido y no, no pude leer más que 5 paginas antes de cerrarlo. Me aburrió, me pareció demasiado plano para perder mi “necesario” tiempo con él pero, sin duda, admiro y respeto inmensamente a su autora. Ella ha conseguido conectar con millones de lectoras por todo el mundo. Yo no. Los intelectuales y escritores que se ríen de ella tampoco lo han conseguido. Vendería mi alma por poder escribir un libro como ese y ganar así 71 millones de euros. Con todo ese dinero ganaría de por vida mi libertad, la de mis descendientes y retiraría de sus trabajos a todos los lectores que me han apoyado (y mandado críticas de mis libros, pero con foto). Con todo ese dinero podría fichar a Özil y tenerlo en casa haciéndome cafés y paseándome a mi perra Anais. Me apetece que Özil pasee a mi perra por las mañanas porque me hace gracia como tiene los ojos. Pero para conseguir escribir un libro como ese tendría que quitarme neuronas, disponer de vagina propia y tener la menopausia. Ese libro sólo lo puede crear una mujer mal follada de mediana edad. Tecleo el nombre de la autora y me sale su foto. Una mujer cualquiera:

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Leo en Wikipedia su biografía y salto de felicidad. La autora de “Grey” nunca había escrito un libro antes. Lo que le pasó fue que leyó los libros de “Crepúsculo” (otra supuesta mierda) se emocionó y empezó a escribir “Grey”. Su éxito es un golpe en las narices para el mundo intelectual que asegura que nadie puede ser un gran escritor hasta que se es muy viejo, hasta que se controle el lenguaje, las palabras, las metáforas. Hasta que se escriba “calidad”. Y una mierda. La autora de “Grey” es una gran escritora y eso que ella misma reconoce que empezó a escribir en el año 2009. Antes no había escrito absolutamente nada.

¿Cómo los intelectuales y los escritores que se ríen de esta novela pueden ser tan hipócritas y envidiosos? ¿Por qué si es tan fácil y tonto escribir una novela así no lo hacen? ¿Por qué renuncian a ganar 71 millones de euros en un solo año si es pan comido? ¿Tan “auténticos” son? ¿De verdad que no venderías tu teclado 6-8 meses (lo que se tarda en escribir una novela como esa) por 71 millones de euros? Luego podrías escribir todos los “Ulysses” que quisieras.

Esta escritora puede ser que no escriba con una prosa y un contenido admirable según “los que saben” pero ha conseguido conectar con su escritura con millones de lectores. Así que su prosa, sus giros, sus metáforas, sus repeticiones de “La diosa que llevo dentro” son perfectas. Incontestables. Pero lo que más me gusta de su super éxito es que esta autora ha demostrado que escribir y tener éxito es algo que puede conseguir “cualquiera”. Tú, yo, mi vecina, la cajera del supermercado. Ni siquiera hace falta tener una vida de muchos años y vivir muchas experiencias. Sólo hace falta sacar una historia que tengas en la cabeza. Creer en ella, pasar de lo que piensen de lo que estás escribiendo porque, sin duda, si la autora se hubiera fiado de los que saben y les hubiera enseñado los primeros capítulos de “Grey” la hubieran hundido con sus críticas, despreciado, acribillado “merecidamente”. Menos mal que creyó en ella misma e hizo lo que le salió del culo.

Mis felicitaciones, mi envidia y mi admiración a la autora.

Reseña de mi nuevo libro en “Breviario para dipsómanos”.

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“Es curioso cómo nos engancha a algunos lo underground, los productos incómodos y en las antípodas de lo comercial. Una vez más, la nueva de Ezcritor, tercera y última parte de los diarios secretos de Sigmundo Fernández, lo devoré en tres días, incapaz de soltarlo ni alejarme un palmo de las páginas allá donde fuera. En “El comedor de coños” tenemos más de lo mismo, nuevas aventuras porno del inadaptado, enamoradizo y pesaroso follarín de Sig, a veces torpe y quijotesco a lo Larry Laffer o Ignatius Reilly, a veces profundo y tremebundo como un pasaje de Henry Miller o Chukri. Lo mejor de “El comedor de coños” es que fue enteramente concebido como libro, por lo que todo lo repetitivo y autorreferencial que había en el tochazo “Diarios secretos…” se pierde, y además encontramos algo bastante parecido a una estructura. El estilo y la ortografía están más cuidados, y también las descripciones de los demás personajes. Eché en falta (el caso es quejarse) algo más del caos que había antes en la cabeza de Sigmundo en sus primeras andanzas, pero en general este nuevo escalón en la literatura de Ezcritor es imprescindible para el fan”.

Crítica a “El comedor de coños” aparecida en “Breviario para dipsómanos”, el único blog de recomendaciones literarias y cinematográficas que, juro, sigo.

Hemos regresado a Asturias:

Soy único en el mundo.

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No es que me esté chuleando con el título de este post.
Vosotros sois los asombrosos.

Ustedes me habéis creado. Ustedes pulsasteis el botón de “on”. Ustedes, con vuestras visitas, me indicasteis sobre qué tema debía de escribir, cómo debía de actuar ante la negativa de las editoriales a publicarme. Ustedes, con vuestras compras, mecenazgos y donaciones hacéis que yo siga aquí, escribiendo libros imposibles sólo para vosotros.

¿Cuántos escritores conocéis que vivan desde hace casi 3 años no sólo de las ventas de sus libros autoeditados sino también de las donaciones de sus lectores? ¿Cuántos?
Yo os lo diré: sólo uno.

Yo.

Soy un caso único en el mundo. Sí. Es asombroso pero no hay nadie más como yo en todo el mundo. Os desafío a que nombréis otro caso de un escritor (que se autoedita, maqueta y envía él mismo los libros) al que mantengan sus lectores (con compras y donaciones si hacen falta). Vosotros sois los que me habéis convertido en un caso único en el mundo. Sin sponsors. Sin pertenecer a ningún grupo editorial. Sin tener padrinos, contactos: ni papá ni mamá. Estoy solo en el mundo pero de la mano de mis lectores.

Y es debido a que en pleno siglo XXI, en la era en que el papel ha muerto, vosotros os sacrificáis, pasáis de vuestras tabletas, kindles y compráis cada libro que saco en papel. Es vuestro el mérito, yo sólo soy el que se concentra en escribir para vosotros.

No soy un suceso porque sólo vendo mil libros por título que saco. No soy un suceso porque vosotros no deseáis, aún, que sea un suceso ni que entre en la historia. Sé que, el día que vosotros queráis y empeñéis, entraré en la historia. El día que todos los que me leéis pero no compráis un solo libro decidáis tener mis libros seré noticia en todos los periódicos del mundo. Ese día, vosotros, le habréis dado una gran patada en el culo a los gigantes de las editoriales. Ese día, muchos creadores cortarán sus cadenas y podrán crear libremente. Ese día la literatura mejorará.

Pero también sé que este blog y mi sueño terminará el día que vosotros decidáis que termine. Mientras tanto yo voy a seguir luchando y escribiendo con todas mis fuerzas para no perderos.

Este año está siendo el más duro de todos. Cada mes pienso que va a ser el último, que no voy a poder seguir haciendo frente a las facturas del mes siguiente. Ahora mismo tenemos en el banco sólo 200 euros. Si no he abandonado y dedicado a buscar un trabajo “serio” ha sido porque siempre alguno de vosotros apareció cuando más lo necesitaba.

Voy a seguir hasta que vosotros decidáis pulsar el botón de “Off”.

Voy a seguir escribiendo lo mejor que pueda y esperando merecer que compréis mis libros en papel. Voy a seguir sin sentir vergüenza porque mis testículos queden expuestos y todo el mundo pueda ver de qué color son. Tampoco me avergonzaré de mis sentimientos delicados. Voy a seguir escribiendo lo mejor que pueda sin miedo a que me castiguen, sin miedo a que me dejéis de querer cuando leáis las atrocidades que escribo. Voy a seguir siendo valiente. Como vosotros cada vez que me apoyáis. No renuncio a seguir siendo el afortunado que sufre a cambio de vuestro cariño. Aquí sigo hasta que tú quieras.

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Nota.- Foto de Juana, lectora de México. ¡Muchas gracias por mandármela!

Hoy encontré este video.

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