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Channel: Rafael Fernández – EZCRITOR.com
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El chico de abajo

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“Querido Rafa:

Te escribo para contarte una cosa que me pasó en los sanfermines de este año. No creo que me lo puedas explicar.

Los medios de comunicación no paran de hablar sobre los toqueteos a las tetas de las chicas, pero nadie habla ni siente curiosidad por el chico que está debajo de esas chicas. Sin nosotros ellas no podrían sentirse reinas enseñándoles las tetas a todo el mundo. Sin nosotros ellas no podrían salir en las portadas de los periódicos. ¿Quienes somos? Este año, en mi primer viaje a las divertidísimas fiestas de San Fermín, he podido fijarme en esos chicos. Los he reconocido. Son todos como yo. Chicos que hemos ocultado, bajo el disfraz de la amistad, nuestro amor hacia esas chicas. Las que subimos a nuestros hombros son las chicas de nuestros sueños. Chicos que hemos soportado meses y meses de relación esperando que esas chicas, un soñado día, nos digan:

Te quiero.

¿Y por qué no le digo yo “te quiero”? Pues porque, tras haberme hecho amigo de ella, sé cómo le gustan los hombres, cómo mira a ese tipo de chico con el que, sin duda, se enrollaría. No. Yo no soy un hombre como el que a ella le gusta: altos, fuertes, chulos y cabrones. Yo soy un tipo normal, ni guapo ni feo, ni tonto ni empollón. Todo me lo juego a una carta: la madurez. Un día esa chica madurará, dejará de fijarse en tíos así, se fijará en mí ¿no? Eso espero. Por eso sigo a su lado, día a día. Esperando ese momento.

Pero lo que te escribo es para contarte lo que me pasó. Estábamos en mitad de la fiesta cuando la chica de mis sueños, mi amiga a la que le había ayudado a pagar el viaje para que fuera con sus amigas a los sanfermines (yo era el único chico de la expedición) me dijo, media borracha-alegre:

Venga, súbeme.

Presentí lo que iba hacer y aunque me puse a temblar ante la visión no pude negarme. Subió sus piernas sobre mis hombros, con ayuda de sus amigas pude levantarme y ponerme de pie. Ella no está gorda, pero me pesaba mucho porque yo estoy flaco y no voy al gimnasio. No podía quejarme y quedar como una maricona sin fuerzas y sobre todo… Rafa… ¡Sentí su chocho en mi nuca! ¡Tenía pegado su chocho a mi nuca! ¡Ay! ¡Cómo desee, en ese momento, tener una mano o una lengua en mi nuca! Moví un poco mi nuca para masturbar a la chica, para ver si la excitaba y me atacaba: pero estaba quedando raro moviendo la nunca para los lados, tuve que parar. La chica de mis sueños empezó a beber vino de un cartón de “Don Simón”. Se lo echaba sin control sobre su boca y casi todo el vino caía sobre mi cara, sobre mis ojos… desde su boca. Me cegaba, pero a la vez me encantaba: era como besarla.

Fue entonces cuando sucedió. La chica de mis sueños se puso a gritar para llamar la atención y se levantó la camisa. ¿Cuántas veces soñé con verle las tetas? ¿Miles? ¿Millones? ¿Trillones? Todo el mundo le estaba viendo las tetas… todo el mundo menos yo. Yo no podía vérselas porque estaba debajo de ella, sosteniéndola. La chica de mis sueños enseñando las tetas a todo el mundo y yo abajo.

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Una vez más yo era el chico que se quedaba sin disfrutar de ella. Estaba empalmado como un caballo. Su chocho en mi nuca y sus pezones en mi imaginación: al alcance de mis ojos para hacerlos realidad: para dejarlos de dibujar y de soñar con mi deseo. Entonces pasó algo peor. Todos los chicos que la rodeaban comenzaron a tocarle las tetas. Ella gritaba y reía: excitada, agradecida. Se dejaba. Para colmo sentí que alguien le bajaba los pantalones. La chica de mis sueños estaba en tanga sobre mí, alguien le masajeaba el culo y ella se dejaba. Yo abajo, tragando vino: aguantando a la mujer de mis sueños para que la tocara todo hombre que se le antojara.

Rafa, no pude más. La bajé, le dije que estaba cansado (no sé si me oyó). Y cuando estuvo a mi lado, ella ya tenía la camisa bajada, aunque empapada en vino. Entonces… ¡le toqué las tetas! Pero no fuerte y a lo bestia, como los chicos de la plaza, sino con suavidad, con amor. Podía adivinar sus pezones bajo la camisa, pero no vérselos. Juro que le toqué los pezones con una sonrisa en la cara, como queriendo ser parte de la fiesta. No entiendo qué pasó. La chica de mis sueños descompuso su cara…

…me gritó, me dijo que cómo me atrevía, que era un guarro.

Le contó a sus amigas lo que había hecho. Yo le dije que le acababan de tocar las tetas centenares de personas ¿Por qué no yo? Mis manos también eran parte de la fiesta. Ella pasó de responderme, me dijo que era un guarro, que eso era acoso. Sólo me razonó esto:

Ellos me las pueden tocar porque no los conozco.

Tuve que irme. Sus amigas me miraban como si fuera un violador.
Temo el regreso al instituto. Lo que dirá de mí a nuestros compañeros de clase. A lo mejor se lo cuenta a su padre y este me pega.
¿Qué hago, Rafa?”

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¿Qué hago?

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ODIO EL VERANO.
El calor: una tortura.
La gente en bañador: una tortura.
La necesidad de tener que pasárselo bien, una tortura.
Yo quiero frío, estar encerrado en una habitación escribiendo con una fecha límite para la entrega. Y que se me haya pasado la fecha: y seguir escribiendo.
¿Cuándo termina el verano? Quiero volver a trabajar.

Pues ponte a trabajar ya —me dijo mi esposa.
Tengo dos proyectos. No sé por cual empezar.
Pues pregúntaselo a tus lectores-mecenas. Al fin y al cabo ellos son tus jefes.
—Vale.

Tengo estos dos proyectos.

1.-“Prostituto de extraterrestres”. Ya lo conocéis. Ya hablé de él. Va a ser mi próxima novela larga. Más de 260 páginas. La publicaré, sólo en papel, en diciembre de 2013.

2.-“El señor Tarareador y los viajes en el tiempo”. Es el relato largo que va a publicar la revista Orsai nº14. Pero ampliado con aventuras de sus protagonistas (Elvis, Beatles, Jackson y el sr. Tarareador) cuando viven los viajes en el tiempo. Tengo 100 páginas escritas. Creo que podría ser un librito de 150 páginas. Lo podría tener terminado y maquetado para mediados de septiembre. No tengo dinero para pagar los gastos de imprenta y de correos (aun me estoy recuperando del lanzamiento de “El comedor de coños”) así que lo sacaría sólo en Amazon. Libro electrónico al 100%. Será un experimento: no habrá libro en papel.

Si no saco en septiembre “El señor Tarareador y los viajes en el tiempo” seguro que saco “Prostituto de extraterrestre” en diciembre. Me daría tiempo. Si saco “El señor Tarareador y los viajes en el tiempo” puede ser que se retrase un par de meses “Prostituto de extraterrestres”.

Me apetece sacar “El señor Tarareador y los viajes en el tiempo” para volver a probar lo que todo el mundo no para de aconsejarme: el libro electrónico y Amazon. Encontrar nuevos lectores. Además es una obra que tengo casi, casi terminada. Diferente a todo lo que he escrito hasta ahora (no tiene nada de sexo). Pero por otro lado, lo que realmente me apetece escribir es “Prostituto de extraterrestre”: un libro bestia, con humor muy burro y donde no tengo que estar pensando en la política y censura de Amazon, sino sólo en mis lectores: y a muchos os conozco por el nombre y apellido.

¿Qué hago? Ustedes deciden:

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Nota.- Sólo quedan 14 ejemplares de la primera edición de “El comedor de coños”. Ya he encargado una segunda tirada por lo que no voy a quedarme sin stock, pero repito para los mitómanos: sólo quedan 14 ejemplares de la primera edición de “El comedor de coños”.

Nota 2.- La escritora premio Planeta, Lucía Etxebarria, se ha hecho eco de mi canción contra los toreros que hice realidad gracias a Álvaro de Nonver:

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José critica “El comedor de coños”

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“Buenas tardes Rafa, acabo de leer ahora mismo tu último libro, “El comedor de coños”.

Lo primero de todo, te he de pedir disculpas por no adjuntarte una foto mía posando con el libro, ya que prefiero mantener mi gris anonimato.

Ahora voy con la crítica a tu libro ¿qué puedo decir?
¿Me ha gustado? Sí.
¿Me ha entretenido? Mucho.
¿Me has defraudado? No.

Personalmente, yo preferiría que el libro tuviera menos fotografías, aunque lo de las fotos ya es una especie de seña de identidad personal, es algo que hace el libro más tuyo, más demente, más de ezcritor con zeta. Si no tuviera fotos de pollas atravesando coños, pues…no tendría que esconder el libro si vienen mis sobrinos a casa y la gente no pensaría que soy un pervertido al verlo en mi salón, pero ya no sería TU libro.

Cada vez que cerraba tu libro para volver a mi vida diaria, algo se empezaba a mover en mi cabeza. No te voy a decir que leer tu libro haya cambiado mi vida, porque sería mentira, pero tu libro no es de esos libros que lees, cierras y olvidas al minuto. El tuyo es de esos libros que tras leerlos te queda un poso en tu cabeza que estará ahí para siempre.

La verdad es que tengo curiosidad por leer un libro tuyo en el que cambies completamente de registro, un libro que pueda leer hasta un niño.

En fin, enhorabuena por el libro y espero poder leer pronto el siguiente.

Un abrazo, José.

PD: Si algo he echado de menos en este libro, son las viñetas que había en tu libro “Un bebé”.

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Tengo poderes sobrenaturales

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Normalmente cuando pienso algo de una persona, sobre cómo es o qué esconde, suelo aceptar. Nunca, hasta ayer, creí que fuera debido a un poder sobrenatural, sino a la consecuencia lógica de haber vivido mucho y de ser muy observador. Me han pasado muchas cosas malas en la vida por juntarme con gente mala; ahora estoy muy alerta con la gente que se me acerca en la vida. No dejo entrar en mi vida a cualquiera. Con unas cuantas preguntas que le hago a un desconocido y con observarlo unos 5 minutos ya sé qué “clase” de persona es. Al principio quería negar esto, me decía que debía estar equivocado. Pero he visto lo mismo una y otra vez, me han dado muchos palos por creer que estaría equivocado, y ahora confío al 100% en mis deducciones. Es muy frío lo que voy a afirmar pero la gente no suele ser más que repeticiones los unos de los otros. Habrán 20 ó 30 modelos de persona. No más. Y de la gente “mierda” hay que apartarse lo más que se pueda.

Sin embargo, desde hace un tiempo para acá estoy comenzando a creer que tengo poderes sobrenaturales. He dejado de creer que deduzco o juzgo correctamente a los desconocidos por mis experiencias vitales. Cada vez más, me ocurren sucesos inexplicables. Hoy voy a escribir aquí un ejemplo pequeño y algo divertido pero el que contaré mañana o pasado (si me atrevo a contarlo) os va a dejar con la boca abierta.

Como sabéis escribo libros y vivo únicamente de sus ventas. Siempre pido a mis lectores que cuando sea el cumpleaños de un buen amigo o hermano, piensen en regalar mis libros, no un best-seller de Dan Brown. Yo lo mando dedicado y envuelto para regalo por correo certificado. Dan Brown no lo hace.

¿Qué pongo en la dedicatoria? —pregunto siempre.
¡Algo muy bestia! —suelen contestarme.

A mis lectores les suele gustar que haga de Sigmundo en las dedicatorias de mis libros. Así que cuando Cristina de Barcelona me pidió le enviara un libro para regalárselo por su cumpleaños a su amiga Loreto, escribí lo primero que se me vino a la cabeza: que fue justo esto:

dedicatoria

Cristina me escribió a los 4 días. Algo molesta: había tenido que arrancar la página de la dedicatoria ¿Por qué? Porque lo que yo contaba en la dedicatoria había pasado realmente: hace muchos años que se habían enrollado en los baños de una discoteca y su amiga Loreto, desde esa noche, se había enamorado de ella: obsesionada hasta tal punto que mi lectora no tuvo otra que cortar la amistad con ella y evitarla cuando la veía caminando por la calle. Habían pasado los años: Loreto llamó a mi lectora para recuperar su amistad:

Ven a mi cumpleaños —le dijo— Doy una fiesta en mi casa.

Y Cristina fue a su cumpleaños con mi libro y esa dedicatoria. Menos mal que, justo antes de entrar en la casa de Loreto, le dio por abrir el papel de regalo y mirar la dedicatoria que yo le había escrito.

Esta pelirroja a la que desvirgué me ha denunciado…

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…y quiere sacar de la circulación mi último libro: “El comedor de coños”… ¡Sólo por sacar sus fotos desnuda dentro del libro! ¿Pero qué más dará eso? Si ir desnudo es lo innatural…¿Me va a denunciar porque la desvirgué? ¡Pero si disfrutó muchísimo!:

Así que compra “El comedor de coños” ya, no sea que el próximo mes esté en la cárcel. Te llegará a tu casa por correo certificado en 3-4 días si vives en España. Si vives fuera de 10 a 25 días (según el correos de tu país). Puedes leer los 3 primeros capítulos gratis pinchando aquí.

Todo va bien por aquí y quiero daros las gracias.

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Todo va bien por aquí, quiero daros las gracias.

Hace poco más de un mes que mi esposa y yo tomamos la decisión de no retrasar más el lanzamiento de “El comedor de coños” y sacarlo ya. Eso suponía gastarnos todo el dinero que teníamos ahorrado y quedarnos sin absolutamente nada de pasta. No sé si sabéis cómo acojona eso. No sólo por mí, sino por tener a mi lado a una chica que confía siempre al 100% en mí. Siempre me dice “adelante”, nunca “piénsatelo un poco, ten los pies en la tierra, es que nos quedamos a cero euros, majete”. Me acojona imaginar que me estrello, que caigo en la ruina total y la arrastro a ella a vivir debajo de un puente.

Encima venían las vacaciones y nos quedábamos sin casa (vivimos en un lugar que, por contrato, debemos abandonar los meses de julio y agosto). Íbamos a robar una caseta de campaña en Declathon e irnos a vivir por ahí. Pero fue sacar el libro y dispararse las ventas. No dispararse a lo “Dan Brown”, dispararse a lo “suficiente”. Ayer conseguimos, gracias a las ventas del libro, llegar al dinero justo que necesitábamos para poder pagar el alquiler y los gastos extras del próximo mes (toca pagar el seguro del coche). Nuestros gastos mínimos están cubiertos hasta el 1 de septiembre y quiero daros, sinceramente, las gracias por leerme. Vivir de las ventas de mis libros es un poco estresante, a veces tomo tantos nervios que necesito tomar pastillas para dormir, me pongo a pensar en lo peor, en que no hay solución, me pongo de rodillas en el baño sin que mi esposa me vea y le pido ayuda a Dios. Luego deduzco que el 95% de las cosas terribles que pienso van a pasar en mi vida y me atemorizan, nunca han pasado. Entonces me siento un estúpido y un miserable por estar así: porque lo que debería de estar es dando gracias a mis lectores y a la vida por permitirme vivir de mis sueño/trabajo cada día: desde el 2011 sin jefe, sin editor, sin compañeros envidiosos y mediocres, escribiendo los libros que me salen del rabo: sin censura y pudiendo poner todos los dos puntos y fotos en tetas que quiera. El 98% de las noches me las paso en vela, nervioso. Pero hay alguna noche que, como ayer, me levanto, voy a la nevera, la veo llena, sé que el alquiler del piso está pagado y el del mes siguiente también y me da un subidón: porque todo eso lo he conseguido trabajando. Cuatro novelas ya.

Este mes de julio ha sido fabuloso, está a punto de agotarse la primera edición de “El comedor de coños” y ya hemos encargado una segunda tirada:

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Ahora empezamos a ahorrar para conseguir el dinero que nos hace falta para regresar a Asturias (pagar la fianza y el mes). Mirando los dos años anteriores, el mes de agosto no suele ser un mes muy bueno en ventas pero con que sea igual de bueno que los de los otros años nos daría para poder regresar a Asturias sin problemas. Siempre vamos justitos pero tampoco creo que seríamos más felices si yo ganara más dinero, lo único que cambiaría es que yo dormiría mejor por las noches y que comeríamos más veces fuera de casa… yo prefiero comer en casa.

Y tras agosto, viene septiembre, que suele ser un mes muy, muy bueno. ¿La razón? Porque todo el mundo que ha leído el libro en las vacaciones lo recomienda. Por eso siempre saco un libro en junio-julio: porque los lectores alternan con otras personas, hablan con conocidos, desconocidas y, como acaban de leérse mi libro y mis libros son como manchas de petróleo en la cabeza (cuesta que se vayan) que les dejan en estado de shock, pues hablan de ellos.

Me acabo de leer un libro que dice que… —habláis.

Las ventas de septiembre suelen ser tan buenas como las de diciembre: son los dos mejores meses del año.

¿Sabéis cual es mi único plan de cara al futuro? Seguir escribiendo, que mis lectores sigan aumentando mes a mes, da igual que sea a cuenta gotas, está de cojones. Y conseguir que uno de mis libros llegue a Hollywood. ¿Un plan descabellado, verdad? Pues mantenéos en sintonía. Tarde o temprano lo voy a conseguir. Estoy segurísimo aunque por ahora nadie de Hollywood me ha escrito ni siquiera spam para venderme viagra o un curso para agrandar mi pene. Un día la HBO adaptará la saga de Sigmundo que me estáis ayudando a escribir (habrá dos títulos más) o la Warner Bros adaptará “Un bebé” o las novelas de ciencia ficción que estoy preparando. Y con el dinero que consiga de esa primera adaptación cinematográfica vamos a comprarnos una pequeña casa con huerto en Asturias o por donde estamos ahora: en Cantabría. Un huerto para plantar tomates, pimientos del padrón, patatas… ese es nuestro objetivo. No queremos más. No se puede querer más. Sí. Una mecedora. Quiero una mecedora para mecerme y reírme a carcajadas de felicidad. También me decían, al principio, que nunca iba a poder vivir de escribir y lo llevo haciendo, ininterrumpidamente, desde el año 2006 (cuando gané aquel concurso al mejor blog del año en castellano).

A ver qué tal. A ver si no me vuelvo loco. Pero en resumen, quería daros las gracias por ayudarme a seguir escribiendo libros para vosotros. GRACIAS.

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Un lindo paseo por Santillana del Mar

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Siempre que voy a salir de casa pienso lo mismo: que nos van a atacar cuatro tíos, me van a agarrar para que vea cómo violan a mi mujer y luego nos van a matar. No nos suele pasar casi nunca. Pero siempre que mi esposa me anuncia que tiene ganas de salir de casa, se me cruza ese pensamiento, me sobresalto y la miro con espanto:

¿Estás segura que quieres salir de casa? —le pregunto.

¿Por qué estás tan asustado? —me pregunta mi mujer.

Mi esposa no quiere salir a callejones oscuros y solitarios para que la violen y nos maten. Su propósito, hasta hoy, ha sido siempre llevarme a sitios bonitos, concurridos y soleados. Hoy me llevó hasta un pueblo histórico que se llama “Santillana del mar”. Tampoco me gusta ir a pueblos históricos. Ya estuve en el casco antiguo de Toledo, que es el Disneylandia de los pueblos históricos. Vas a Toledo y te entran ganas de disfrazarte de “El guerrero del antifaz” y ponerte a matar moros. El resto de pueblos históricos son como un par de calles de Toledo. Sólo que en lugar de querer venderte navajas y cuchillos todo el rato te quieren vender otras cosas; en “Santillana del Mar”, sobaos y anchoas. Me aburren los pueblos históricos. No hay nada salvo casas de piedras, museos con cuatro estupideces dentro y tiendas. Es como ir a un centro comercial, sólo que las tiendas en lugar de plástico son de piedra. En Santillana del Mar está la cueva, con pinturas prehistóricas, de Altamira:

Pero ahora mismo están restaurándola. Lo que te enseñan, si vas, es una recreación y un video —nos dijo un viejo.

Pues para ver videos ya tengo “You Tube” —pensé.

Tengo que salir de casa de vez en cuando. Hay algo necesario en ver el cielo, caminar un rato, sudar, respirar aíre puro, conectarte con gente aunque sólo sea mirándoles a los ojos. Pero a la vez que me alivia, hacerlo me crispa: la gente suele darme malas vibraciones, sudar es asqueroso: es como si me echaran pis por encima. El sudor es pis. Pis bajo los sobacos, pis por la espalda, pis cayendo por la frente. Miro de aquí a allá buscando algo diferente: todo el casco histórico de Santillana del Mar ofreciéndote anchoas, sobaos o que me emborrache en sus bares. Paso. Lo único digno de mirar son las mujeres, pero es de mala educación mirar a las mujeres con ojos de violador y oliendo a pis. Da igual si vas con tu mujer o si vas sin tu mujer: si eres educado no puedes mirar más de dos segundos seguidos a una desconocida que esté buena: así que salir a la calle que está llena de mujeres siempre es algo incómodo y represivo. Suma a todo esto litros de pis saliendo por tu piel. SALIR A LA CALLE EN VERANO ES UN SACRIFICIO.

De pronto vi una tienda… era diferente: no tenía carteles con anchoas dibujadas. Quizá por eso no tenía clientes, estaba vacía:

taller

Entré. Vi un cuadro, me gustó. No porque estuviera excesivamente bien dibujado sino porque me transmitía muy buen rollo. Es un cuadro que me gustaría tener colgado en mi despacho si tuviera despacho:

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¿Cuánto cuesta? —le pregunté al artista que lo dibujó.

Porque deduje inmediatamente que el hombre que estaba tras la mesa, trabajando en algo con sus manos —no me fijé en qué, lo siento— era la persona que creaba todo lo que había en la tienda: esculturas, cuadros, pulseras, pendientes. Era evidente: tenía en la cara los rastros del gran ego y orgullo que sienten los artistas por sus trabajos.

Según el día —me contestó— Hay días que digo que “cero euros”. Otros que 500. En ese cuadro he retratado a la “Virgen del aguacate”.

Si hoy vale “cero euros” me lo llevo.

No. Con “cero euros” quiero decir que hay días que no lo vendo.

Ahhh… Entonces tendrías que decir que hay días que no lo vendes, porque “cero euros” es un precio. O podrías decir, para que se te entendiera, “un billón de euros” —no le dije: para no quedar como un escritor pedante. Odio a la gente que va corrigiendo a desconocidos ¿Qué esperan? ¿Qué con esa corrección ya hablen bien por el resto de sus días? Corrige a tu hijo o un texto que alguien haya terminado. Pero no a la gente que habla. Eso es de subnormales.

Entonces me fijé en unas esculturas, me gustaron:

¿Podría sacarle unas foto a estas esculturas? Me gustan mucho.

El artista me miró muy mal. Pero a la vez, con orgullo.

Ya. Ya —contesté— Era por si acaso. Entiendo que no se pueda… Es lo normal.

—Bueno, bueno. Te lo permito. Es que yo también saco fotos a mis obras. No me gustaría que saliera mi obra en una mala foto.

—Saco la foto y si no te gusta, la borro.

—Vale, vale.

Si le pregunté fue porque sabía que me iba a dejar sacar la foto. Si le pregunté fue porque sabía que le iba a encantar que le pidiera permiso. Si le pregunté era para darle el placer de darme permiso. Si saqué la foto fue por él. Yo soy artista. Sé cómo nos gusta que nos traten. Soñamos con montañas de dinero y de admiración. Cada día me levanto esperando mil buenas críticas con fotos de alguno de mis libros. Cada día me levanto esperando salir en la portada de “El País”. Cada día me levanto esperando que alguien me compre un libro. Saqué la foto de cualquier manera. Se la enseñé. Me dio el visto bueno.

esculturas

Sí. La luz está bien… —me dijo.

Mi esposa vio que el artista también vendía aguacates. Mi esposa ama los aguacates. En una cesta había unos cuantos. Sobre la cesta, un cartel que decía “Dos aguacates por un euro con cincuenta”.

¿Están buenos? —preguntó mi esposa.

¿Buenos? ¡Buenísimos! ¿Quieres ver de dónde los saco? —y mirándome a mí añadió— A ti te va a gustar el lugar, es un buen sitio para que saques fotos.

El artista se creía que yo iba de rollo fotógrafo. Me entraron ganas de decirle que yo era escritor y que era más famoso que él por mi obra. Pero lo descarté inmediatamente porque decir eso era una puta niñería. Todo el rato pienso putas niñerías. Tengo que estar controlándome todo el día para no decirlas en voz alta y quedar en ridículo y seguir pareciendo ante mis vecinos y conocidos como un tipo maduro y equilibrado. Pero realmente soy un puto gilipollas. Si trato de parecer un tipo maduro y equilibrado es sólo para evitar un merecido y continuo linchamiento.

Nos hizo pasar por una puerta y al segundo estábamos en un patio maravilloso. En una esquina había un gran aguacatero. Era un árbol altísimo, espectacular. Nunca había visto uno. No sé porqué pero me imaginaba los aguacateros como plataneras enanas.

Aquí fue donde vi a la “Virgen del aguacate” —me contó con una sonrisa pícara— Por supuesto que es mentira que la haya visto, pero se lo conté a algunos viejos del lugar y se lo creen. Después dibujé el cuadro.

¿Cómo coges los aguacates? —preguntó mi esposa.

Con eso —dijo señalando una gran pértiga que lleva, en uno de sus extremos, una tela a modo de capucha— Si quieres te enseño a cogerlos pero —y me miró— tú quédate vigilando la tienda para que no me roben.

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El tipo me quería ningunear, sacarme de la ecuación, quedarse a solas con mi mujer. Era un hombre: y como hombre es natural que le gustara un bombón como mi mujer. En el norte de España no para de llover. Ese artista que vive en un pueblo sólo vería mujeres cuando llega el buen tiempo: en julio y agosto. Y mi mujer iba enseñando las piernas. Como hombre es natural que él estuviera salido y fuera un depredador sexual. Yo soy lo mismo que él. Pero como sé que a mi esposa le encanta el mundo agrícola y coger legumbres de la tierra y frutos de los árboles —uno de sus sueños es tener un huerto propio— acepté la propuesta inmediatamente y me fui a vigilar la tienda. Además, desde la tienda podría escuchar los gritos de mi mujer si el artista trataba de violarla.

La tienda estaba vacía. Pero fue ponerme en la puerta y entrar dos mujeres. Jugué a ser yo el artista. Me senté en su sitio y me puse a hacer que tallaba una maderita con un cuchillo.

Estas pulseras son muy bonitas —me dijo una.

Miré a lo que se refería. Unas pulseras artesanales. Costaban 20 euros cada una.

Las hice yo mismo. Celebro que te gusten. Prúebatela.

Se la probó y le gustó.

Me la llevo.

Se la metí en una bolsita y le cobré. En cuanto salió de la tienda me metí el billete de 20 euros en el bolsillo.

Fui a ver a mi mujer: ella había conseguido una bolsa de aguacates.

Es hora de irnos —le dije sin que el artista me escuchara— He sido malo.

Mi esposa sabe que, cuando le digo eso, es que hay que salir echando leches. Y eso hicimos.

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Nota.- Si te apetece ver más fotos de ese día he subido una galería de fotos en mi Facebook. Pincha aquí.

Una niñatada con la que me divertí y una crítica doble.

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Una de las reglas de los sabios de internet o de la vida es no contestar a los trolls o perder el tiempo explicándote ante imbéciles, pero como yo no soy un sabio siempre suelo contestar a los trolls y me río de los imbéciles: me resulta divertido y gratificante:

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No es el caso de este amigo-lector:

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Me envió dos críticas a “El comedor de coños”. La primera, muy amable, la publicó en el muro de su Facebook, la segunda, más sincera, me la envío sólo para mí en un mensaje privado, supongo que para no molestarme u ofenderme. Haber hecho esto es un detalle del cariño que me tiene, se lo agradezco de corazón y soy afortunado por tener un amigo-lector así. A muchos escritores les jode inmensamente que les critiquen una sola línea. Pero necesito deciros que, por favor, nunca tengáis miedo de enviarme una mala crítica. No tengo miedo a las malas críticas porque, honestamente, cuando mando un libro a la imprenta estoy enviando algo que no pude escribir ni crear mejor. Un texto que yo considero perfecto y sincero. Sólo mando los libros a imprenta cuando sé que no me voy a avergonzar, que no hay nada que desee cambiar ni nada que desearía trabajar más o mejorar. Me juego mucho con cada lanzamiento: me juego todo. Si fallo, mi esposa y yo no vamos a poder seguir comiendo ni durmiendo bajo un techo. Así que más me vale no mandar a imprenta “material de relleno o decepcionante” Esto no significa que yo me considere una persona o autor perfecto, pero sí que considero mis libros como obras perfectas: cuando las escribí no lo pude hacer mejor. Sólo mando a imprenta un libro por el que yo pagaría encantado y que, cuando terminara de leerlo, me empujaría a buscar más libros del mismo autor. Cuando envío un libro a imprenta lo mando con la esperanza de que os guste mucho, sabiendo que no he podido hacerlo ni un poquito mejor. He estado meses obsesionado con su contenido, su estructura, su historia: lo mando a imprenta creyendo que nada falla y lo más importante: puedo defender cada página del libro sin vergüenza: con la razón y con mi corazón. Pero si no os gusta… no puedo hacer ya nada para que eso cambie. Cada uno tiene sus gustos, a unos les gusta las cosas puntiagudas y a otros las circulares: no puedo crear un objeto que le guste a todo el mundo. A algunos les encanta el final de “El comedor de coños” a otros no. SPOILER: Si lo escribí así fue porque me parecía bello que Sig tuviera ese trance-visión frente el “huelebragas”. Si lo escribí así fue porque cuando mi relación con Charito terminó le dije que me iba a casar dentro de un año: y así sucedió. Tuve esa visión (pero sin tantos detalles). Imaginé ese épico final con “Billie Jean” sonando de fondo, en ese hall de ese hotel. Visualmente y literariamente me parecía un gran final FIN DEL SPOILER. Me quedo con que a todos les encanta Sig y aun no se han cansado de sus aventuras (entonces, mi obligación como escritor, es escribir más libros protagonizados por Sigmundo y lo voy hacer encantado y agradecido). Por todo esto encajo bien las críticas, sean buenas o malas.

“El comedor de coños” lo escribí lo mejor que pude y si lo tienes en las manos es porque no pude hacer nada más por mejorarlo. Si has leído el libro y no te gustó, te respeto y, por supuesto, te pido disculpas. Si me escribes diciendo porqué no te gustó tendré en cuenta tus indicaciones para el próximo libro que escriba. Si no lo has leído (como el retardado del email) y me escribes para decirme qué te parezco, te diré lo que me pareces tú. No te me pongas a llorar luego.

A continuación hago un corta y pega de las dos críticas de Trader 007:

CRÍTICA OFICIAL:

Merece la pena comprarse este libro. Desde el punto de vista literario, en mi opinión es el libro más libro de Rafael, el que tiene más contenido. Personalmente, me he sentido muy identificado con el autor en muchas cosas, como siempre, pero esta vez aún más. Además, la obra tiene como atractivo que la hemos visto crecer a través de su blog y de esta forma podemos atar algunos cabos. ES UNA OBRA ARRIESGADA, por muchas cosas, y por no desvelar nada, de gran calidad y, sobre todo, que nos impulsará a hacer introspección sobre nuestra propia persona, al menos es lo que a mí me pasa. Es un libro maduro y de talento, con frases que son sentencias y auténticos trozos de vida, y SIGMUNDO EZCRITOR es un personaje que merece mucho más que una trilogía, merece más libros y seguir con sus aventuras, que también son las nuestras.

CRÍTICA PRIVADA:

“Hola Rafa !! YA TIENES LA FOTO Y LA CRITICA EN MI PAGINA. Me ha gustado mucho tu libro, lo he disfrutado, me he sentido muy identificado y se reconocer tu talento. Eres un escritor con mayúsculas. Disculpa la tardanza en terminar. Respeto tu obra y busco el sitio perfecto para leer, lo que implica subir una montaña, ir dónde no hay nadie, estar solo, etc. Eres un tío de puta madre y un luchador y ya sabes lo que te toca: seguir luchando. PORQUE ES TU DESTINO. Y eso que ya eres un ganador: tus lectores te adoran, tu mujer está buena, vives experiencias interesantes, sigues escribiendo, sigues creando, etc. Y ahora te toca escuchar LOS PUNTOS QUE EN MI OPINION HAY QUE MEJORAR, te lo dice un amigo con cojones porque yo te quiero ver arriba.

1.-Yo personalmente disfruto más cuando haces hipérboles no lineales en el tiempo. En este sentido tu final, cuando hablas de Svieta me ha gustado mucho. Y sin embargo las 100 páginas anteriores que son un Monotema Charito – Giselle, contado de forma lineal, no tanto.

2.-Disfruto cuando sueñas y desfasas, y disfruto cuando pierdes. Un personaje que gana siempre y sin explicaciones no tiene sentido. Por ejemplo, lo de Niña Laoconte, no explicas como te la follas y eso sí que había que explicarlo, porque es increíble para el personaje y para cualquiera. Tus lectores queremos a Sigmundo cuando llora y está desesperado. Cuando gana y machaca ya no le amamos tanto. Para que un personaje tenga juego y se gane nuestro cariño tiene que sufrir y perder.

3.-Vuelvo a tener la impresión como tuve con UN BEBE que empiezas con mucha fuerza pero que llegas cansado al final.

4.-Mi consejo: A veces, en las descripciones, traza una tangente y sal por ella … Soy duro contigo pero que no te quepa duda que ERES UN ESCRITOR COJONUDO QUE TIENE SOBRADO NIVEL Y QUE NO ERES MENOS QUE NADIE Y QUE ADEMAS YA HAS TRIUNFADO POR LAS EXPERIENCIAS VIVIDAS, EL AMOR DE TUS LECTORES Y TUS VENTAS REALES Y TU EDITORIAL. Pero soy duro porque soy duro y porque pienso que darte mi opinión despiadada es lo correcto. El halago debilita y por mucho nivel que tengamos, no nos podemos relajar, y la realidad es que hay que seguir luchando. Mi Nota: un 7, pero tranquilo que yo no le suelo poner ni un 5 a nadie.”

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Un poco más cerca:

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Hace poco os conté que me apetecía sacar el número 1 de una revista que no sé si tendrá continuidad. Hoy ese proyecto está un poquito más cerca. Sueño con enviar la revista a imprenta el 1 de septiembre. No hay preventa de la revista porque, como digo, aun es un sueño: no sé si tendré dinero para mandarla a imprenta y no sé si voy a tener fuerzas para terminarla en la fecha que me he propuesto: el esfuerzo de terminar “El comedor de coños” me tiene aún agotadísimo y en shock. Si saco la revista ha de ser el 1 de septiembre. Si no, no la sacaré. Pues el 1 de septiembre regresamos a Asturias y me meto al 100% a terminar mi próxima gran novela: “Prostituto de extraterrestres”. Estos días, en Cantabría, estoy trabajando en la revista, pero no consigo meter más que un par de horas al día, por ahora, y así es difícil que lo consiga. Estoy esperando que, de pronto, me obsesione con ella como con todos mis libros, y el espíritu de la revista me diga que va a nacer seguro. A ver qué pasa.

No quiero gloria. Sólo quiero paraíso.

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Prescindo de la razón, sin desanimarme; continúo huyendo de la mierda y de la gloria a través de un camino oscuro por el que no veo nada. No paro de tropezar y caer pero es que voy en busca del Paraíso. No me contento con lo que tengo, no me consuelo con sucedáneos del Paraíso que busco. Exijo mi paraíso al 100%. Mi lucha no sale en los periódicos pero hace temblar al mundo. Cada mañana que Dios despierta lo primero que hace es buscar en qué lugar me encuentro, preguntar a los ángeles qué es lo que he hecho:

¿Qué es lo que ha hecho este loco mientras yo dormía? —le pregunta a los ángeles.
¿Y tú no lo sabes? ¿Acaso su destino no lo has escrito tú?
Tenía un destino para él. Pero hace tiempo que lo hizo pedazos. Le escribí otro. También le hizo pedazos. Ese humano es incontrolable.
No hace más que empaquetar libros para sus lectores ¿Hemos de temerle? ¿Lo matamos?
—No. Quiero saber hasta dónde llega. Quiero ver qué sienten sus lectores con las palabras que él les escribe.

Temo el momento fugaz que Dios me haga alcanzar la gloria. Busco los secretos para esquivarle y evitarla porque he visto los efectos que causa la gloria en los humanos que la han alcanzado. Ando pobre y desnudo por las calles, como si siempre fuera verano: la única ropa que visto es una larga paciencia. Pido socorro: cada vez vendo más libros. Temo que un día tenga que cantar victoria porque, en medio del clamor de los aplausos, cerraré los ojos, temblando, preguntándome qué precio tan alto tendré que pagar por recibir la gloria. No quiero gloria. Soy glorioso en la derrota.
Quiero mi paraíso, quiero vivir brillando en mi penúltimo error.

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Nota.- Desde Reikiavik (Islandia) Sergio me manda esta fotaza ¡GRACIAS!

“La gran estafa”, publicado (sin los dos puntos).

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Estoy muy, muy feliz de que en Orsai hayan publicado a lo largo de 14 páginas mi relato “La gran estafa”. Estoy honrado y muy agradecido a sus editores: Hernán y Chirri. Salir en Orsai es para mí lo máximo: la considero la mejor revista literaria de la actualidad por mucho que ellos aseguren que la mejor es “Etiqueta Negra”.

A mí me gusta más Orsai. Veo más cariño y calidad literaria en ella.

Me han pagado el relato muy, muy bien. Me ha dado para pagar un mes de alquiler y me lo han pagado sin retrasos, incluso, creo, más rápido que a otros autores porque les di la lata debido a que ese mes estaba con el agua al cuello.

Finalmente, a pesar de que me anunciaron que iba a salir tal cómo lo escribí, le han quitado mis característicos dos puntos consecutivos y se han tomado alguna que otra licencia con el texto. Pero bueno, no me enfado, es su revista, es su público y entiendo por qué lo han hecho. Traté de hacerles ver que si el gran Thomas Bernhard, el primer autor que uso este recurso, les hubiera pasado un texto así, con los dos puntos consecutivos, seguro que a él no le hubieran quitado ni uno (de hecho Anagrama no se los quita). Nos cruzamos muchos emails hablando de esto, alguno un poco fuera de tono porque soy un ser despreciable e insoportable (de hecho ni yo ni mi esposa me soporta). Finalmente me dijeron que sí como a los locos y lo han publicado como les salió del pito. Yo ya sabía que no me iban hacer caso a pesar de que me habían dicho que sí. Lo supe porque no me mandaron el texto maquetado antes de mandarlo a imprenta (como se suele hacer, para poder corregir fallos). Lo supe porque estoy acostumbrado a que la gente me diga “sí” como a los locos. Llevo toda la vida escuchando ese tono. Pero me han pagado como unos señores. Y el dinero me salvó el culo ese mes pues no tenía dinero con que pagar el alquiler. Además, Orsai, está haciendo muchísimo por la libertad y la cultura en la red. Es un referente y tiene un lugar, ya, en la historia.

Tengo que seguir luchando para que mi editorial dé más dinero y pueda ser 100% independiente y no necesite de otros para pagar el alquiler de mi casa, publicar lo que quiera, cuando quiera y que llegue a muchos lectores. Tengo que seguir luchando para dejar de ser el mendigo que a veces soy. Hasta entonces, sería de hipócrita y mal agradecido quejarme. Perseguí mucho esta colaboración y la deseé con toda mi alma. Escribí lo mejor que pude para ellos.

En cuanto pueda, me publicaré yo mismo ese relato tal como me hubiera gustado que hubiera salido publicado (y con un par de capítulos más).
Podéis comprar la Orsai nº14 pinchando aquí. ¡Yo ya lo hice! Es una oportunidad para que me leáis editado y sin dos puntos. A mucha gente no les gusta (como a Hernán y a Chirri).

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Nota.- Las fotos que ilustran este post me las mandó, desde Argentina, un lector de Orsai, que también es escritor: Juan José Conti. GRACIAS.

Mis vacaciones han terminado:

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Me permití un mes de vacaciones tras escribir, maquetar y mandar a la imprenta las 410 páginas de “El comedor de coños”, realizar los 200 envíos de los libros y hacer la mudanza a Cantabria.

Ha pasado un mes desde que saqué mi último libro: “El comedor de coños”. Lo considero un éxito y un fracaso. Éxito porque se está vendiendo muy bien y no paro de recibir emails privados de lectores satisfechos y felices:

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maxi

También sacáis críticas en vuestros blogs. Aquí una conjunta de “Un bebé” y “El comedor de coños”. Y aquí otra, en catalán, a “El comedor de coños”.

Fracaso porque mis queridos lectores apenas me están enviando críticas con fotos. Lo que más necesito para seguir escribiendo es que entre dinero, pero te juro por mi madre muerta que también necesito un poco de cariño. El cariño es lo que me motivó a escribiros un libro de 410 páginas en lugar de uno de 262. Si no me dais cariño, “Prostituto de extraterrestre”, mi próximo libro, no será tan largo. No tendré fuerzas matarme más allá de la página 262. Viva el cariño, joder. Soy un artista enfermo mentalmente que ansía vuestro amor. Necesito saber qué os ha parecido el libro, qué os ha gustado y que aburrido. Si me lo decís, lo estudiaré y el siguiente libro os gustará más.

Nada más instalarnos en Cantabria traté de seguir escribiendo pero noté que mi cerebro me decía “basta, quiero desconectar”. Este mes de julio he hecho lo menos que he podido: he actualizado muy poco este blog pero he estado puntual en Correos cada día para enviaros mis libros y contestar cada email. Me tumbé en la cama y me puse a ver películas en 3D en el super televisor que nos dejó la vecina. Y voy a la playa de vez en cuando.

Mi cabeza no ha parado de pensar proyectos: me he ahogado por tener tantos. Para mí, lo peor del mundo, es tener un montón de proyectos que desee hacer. Digo lo peor porque tener muchas cosas que hacer me paraliza, me sobrepasa y me impide hacer ningún proyecto realidad. Me quedo en la cama anulado. Para luchar contra mi “autoanulación” tengo que olvidar todo lo que deseo hacer y centrarme sólo en uno de los proyectos. Y cuando lo termine, ir al siguiente. Si trato de hacer muchas cosas a la vez, no hago ninguna.

Estoy descansado, me siento fuerte y me pongo en marcha. Me pongo de rodillas y le pido fuerzas a mi Dios particular para conseguir todo esto en Agosto:

1.-Actualizar el blog un mínimo de 5 días a la semana.
2.-Haceros reír más con el blog.
3.-Poner en marcha la web de 20fucks.com
4.-Terminar de hacer el número 1 de la revista “Ezcritor 100%”. Conseguir maravillosos contenidos, conseguir que la revista sea muy, muy buena y que los lectores me pidan un segundo número.
5.-Dinero: conseguir 110 euros para renovar el hosting de esta web (lo acaba de pagar un amigo-lector); conseguir 600 euros para mandar la revista “Ezcritor 100%” a imprenta; conseguir algo de dinero para hacerle un bonito regalo a Svieta por su cumpleaños; conseguir 600 euros para pagar el mes de fianza y el corriente y poder regresar a Asturias el 1 de septiembre; conseguir 200 euros para poder comer este mes.
6.-Si hay tiempo, que no creo, crear la web de descargas en formato kindle y pdf de mis libros (además de hacer la web tengo que convertir mis libros en los formatos respectivos y que queden de lujo).

Esto es. Os deseo un buen mes ahora… ¡a trabajar!

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Imágen: Fotomontaje-homenaje que le dedico a Rajoy, hoy, por su aparición en el parlamento y a su nuevo chiste involuntario: “Fin de cita”.

El maquinista

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Las historias que impactan son las historias con las que te sientes identificado. Igual que cualquier español, el día que el tren volcó, quedé de piedra y triste. Todos los españoles nos hemos subido a un tren de esos: nos horrorizamos al ver cómo un transporte que considerábamos seguro volcaba de tal manera dejando tras de sí 79 muertos y un montón de heridos en estado crítico.

Lo único que consuela de la tragedia es comprobar que siempre hay seres humanos maravillosos que aparecen justo cuando está todo perdido. Impacta ver cómo una persona que acaba de sufrir un accidente como ese no se mete en una ambulancia y pide que le lleven a casa. Sino que, una vez que ha salido del tren ensangrentado, se dedica a socorrer a otros pasajeros. Una de esas increíbles personas fue el máximo responsable del desastre: el maquinista.

No sé si saldrán nuevos datos en las cajas negras, pero hoy por hoy, el asunto de lo que pasó está claro: el maquinista se distrajo con una llamada telefónica. El interventor le llamó por motivos de trabajo; el maquinista respondió y olvidó que debía de haber estado frenando para tomar la curva. El tren descarrila. ¿Fallo del maquinista? No. No considero culpable al maquinista de nada. Si yo fuera juez condenaba al pobre maquinista a aceptar unas vacaciones al Caribe con todos los gastos pagados. Unas vacaciones que duren, mínimo, un par de años. O una década. Eso sería lo justo. Ese hombre ya tiene una pena tremenda en la cabeza de por vida. Unos remordimientos tan grandes que, estoy seguro, han acabado con su alegría de por vida ¿Qué pena hay mayor que esa?. Su único fallo es ser humano. Y eso no lo puede evitar nadie que esté leyendo esto. Era un maquinista competente: desde hacía un año hacía ese mismo recorrido 3 veces cada semana. Toda su vida había sido maquinista. Incluso su padre había sido maquinista.

“¡Somos humanos, somos humanos!” gritó el maquinista antes de que el tren volcara. Por lógica es inadmisible que un tren que viene de ir a 200 kilómetros por hora y que ha de tomar una curva tan peligrosa a los 3 minutos no disponga de un suplemento de seguridad en pleno siglo XXI; que todo dependa de la mente de un solo hombre. Joder, tenemos hasta teles 3D en casa. Las personas nos distraemos, cometemos fallos aunque prestemos toda nuestra atención. No somos máquinas. Cualquiera que trabaje lo sabe. Si eres diseñador, te equivocas al mandar un trabajo importante a imprenta. Si eres contable, te equivocas al sumar una cuenta importantísima. Si eres barrendero, un día se te olvida la escoba en la oficina. Considero a RENFE como único responsable del accidente. Ese tren debería de haber contado con un sistema de seguridad extra como el del AVE Madrid-Barcelona. Un tren que tiene que hacer un recorrido como el de Ferrol-Madrid lo pide a gritos. Los de RENFE se lo han ahorrado, han hecho la vista gorda y ahora hay 79 muertos, miles de hogares rotos y un maquinista de 50 años que, hasta el día de su muerte, va a estar viviendo en un infierno.

Miro en fotos la cara del maquinista y pienso que si el juez que lleva el caso le condena a una prolongada estancia en la cárcel, va a hacerle un favor. Creo que la mente del maquinista necesita la cárcel para así sentir que está pagando por lo que hizo. Pero, sinceramente, pienso que lo que merece son unas largas y felices vacaciones fuera de España.

“La gran estafa” (relato)

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Michael Jackson

Amo la música. Admiro a los músicos. Para mí es el arte supremo: suma la interpretación, la literatura y la melodía. Amo las películas que van sobre viajes en el tiempo. Admiro a esos músicos que consiguen convertirse en mitos, en leyendas. Un día me puse a imaginar y salió una historia. No es una historia que se me ocurriera el año pasado, es una historia que tenía en mi cabeza desde que vi por primera vez el video “Smooth Criminal” de Michael Jackson. Terminó el video y yo imaginé esta historia. No la supe escribir entonces, así que la dejé dando vueltas por mi cabeza. En navidad quise hacer un regalo a los mecenas de “El comedor de coños” para compensar que no lo iba a poder sacar aún (me había comprometido por navidad). Así que busqué en mi cabeza alguna de las historias que quieren salir y escribí las 14 páginas de “La gran estafa” para ellos. Se los mandé el día 25 de diciembre.

A muchos lectores les gustó tanto que decidí corregirlo, mejorarlo un poco más para mandarlo a la mejor revista de la actualidad: la revista “Orsai”. Les gustó mucho. Me pagaron por el relato 350 euros y con esos 350 euros pude pagar el alquiler de julio de la casa de Cantabría (donde estamos viviendo en la actualidad). Les hice este video para presentar el video a sus lectores. La revista “Orsai” tiene el detalle de publicar la revista totalmente gratis en internet. Así que, si queréis, podéis leer el relato “La gran estafa” ahora mismo. Sólo tenéis que pinchar:

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Una curiosidad. En casi todos mis libros y relatos trato de que alguno de los lectores-mecenas que compran mis libros en preventa salgan como co-protagonistas o personajes secundarios. Nunca les digo: “Vas a salir en mi próximo libro”. Me lo callo. Porque imagino que así es demasiado divertido. Me los imagino leyendo el relato o el libro y, de pronto, ven su nombre y apellido ahí: interactuando con alguno de los protagonistas. En mi novela-comic de terror “Un bebé” saqué a dos lectoras: Tamara e Inma. Son dos de las primeras víctimas del bebé reencarnado. En “La gran estafa” saqué a un lector: un señor barbudo y motorista que vive en Galicia. Lo convertí en un compositor jovencito. Su nombre: Reynold Doforno (en el relato lo llamé Reynoldo, me sonó más nombre de “negro”) ¿Cómo elijo a los lectores que aparecen en mis historias? No es favoritismo ni por más cariño o por haber pagado de más. Es simplemente capricho. Normalmente los personajes que se me ocurren vienen con nombre incorporado, pero a veces, no. Necesito un nombre y me acuerdo de mis mecenas: miro la lista y digo:“este nombre y apellido le pegan”.

En “Prostituto de extraterrestre” aparecerán un par de nombres de los mecenas de ese libro. Espero que no se me molesten. En los libros de Sigmundo no lo hago: porque todos los personajes que aparecen ahí son tan asquerosos y vergonzosos que mis queridos mecenas se podrían molestar.

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IMPORTANTE. El PDF gratuito de la revista Orsai aparece cuando el último de los suscriptores en papel la recibe en su casa. Pero eso no quita que la puedas comprar, para que puedan seguir editándola. Puedes ir a la Tienda Express para pedir este número de la revista, o cualquiera de las ediciones anteriores.

“El comedor de coños” en…¡el Tibet!

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¡Hola Rafa!

¿Qué tal todo? Te escribía para decirte que recibí correctamente “El comedor de coños” en Tailandia, y para mandarte mi crítica y una foto con el libro. Me lo llevé hasta el Tibet para poder echarme una foto con él y el Everest de fondo y hacerte publicidad :)

Me ha encantado el final de la serie de Sigmundo y creo que tendrá mucho éxito. Ahora tienes un gran reto por delante: ser capaz de triunfar con otro tipo de libros y otros personajes. Te deseo mucha suerte, aunque estoy convencido de que lo conseguirás.

Un abrazo muy fuerte!
Ángel.-

PS: La foto es en Tíbet, en el campo base del Everest. La montaña que sale de fondo es el Everest. Siento que sea un poco oscura, pero nos tocó un día un poco nublado. Si quieres puedes retocarla con Photoshop para que se vea mejor.

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“Llevo siguiendo a Rafa desde que escribía en PutaLocura. He leído todos sus blogs y todos sus libros, e incluso he tenido el placer de conocerle en persona, así que te puedes imaginar que tenía muchas ganas de recibir “El comedor de coños” y conocer el final de la historia de Sigmundo. Tras acabármelo en menos de dos días, puedo afirmar que ha cumplido todas mis expectativas.

A diferencia de “20 Polvos”, que me pareció algo más flojo, “El comedor de coños” es una vuelta a los orígenes, al Sigmundo más crudo y brutal y al mismo tiempo con mejor corazón. Porque Sigmundo no es una mala persona, sino un hombre torturado por su pasado, su situación económica y sus malas decisiones, que no deja de arrimarse a las personas equivocadas a pesar de que en el fondo sólo quiere hacer el bien. El libro refleja perfectamente el efecto desastroso que tienen esas malas compañías en su vida, hasta que después de un falso aborto Sigmundo comprende por fin que mientras no deje de rodearse de mierda, su vida será una mierda. Ahí es cuando cambia su suerte.

El único punto negativo de “El comedor de coños” es el personaje del enano que da título al libro. Aunque la idea es muy buena, me parece que está metido con calzador, que no tiene relevancia alguna en la historia y que se le podría haber sacado mucho más partido.

Salvo ese pequeño detalle, recomiendo encarecidamente la lectura de “El comedor de coños” a todos los seguidores de Sigmundo y sobre todo de Rafa. Además de un libro muy divertido (a veces no podría parar de reírme) y en ocasiones duro (los capítulos del aborto), para mí ha sido la respuesta a muchas de las dudas que tenía sobre la vida de autor: la novia loca que se echó, el famoso guión de “No ligo”, la cantante famosa con la que se acostaba o el matrimonio con la bella Svieta. Todas estas son cosas sobre las que Rafa escribió brevemente en MiCabeza.com y que después de leer “El comedor de coños” por fin entiendo.

Rafa, sigue escribiendo y luchando por tus sueños. Eres una inspiración para mí y para muchos. Un abrazo muy fuerte para Anais, Svieta y para ti. Espero poder haceros una visita en Asturias muy pronto.”

Foto y texto: El gran Ángel.

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Un verano fúnebre

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Cuando estalló esta crisis económica me resultaba duro ir a comprar el pan con unas moneditas y ver en la cola a un montón de personas con los ojos rabiosos. Allí estaba el padre de familia que había perdido su trabajo y que tenía una hija a la que alimentar; estaba el inmigrante que había trabajado lo indecible para poder pagarse el billete de avión con la ilusión de conseguir un trabajo en España; estaba la abuela que pagaba los estudios de su nieto con su pensión congelada.

Normal que estuvieran rabiosos. Esa cola estaba llena de personas trabajadoras que habían cumplido con el sistema: habían trabajado muy duro y hasta se habían hipotecado de por vida. A cambio, el sistema les había dado por culo, robado, pisoteado y humillado. Para colmo el sistema les decía que era culpa suyo por “vivir por encima de sus posibilidades”.

Creo que, este verano, la cosa está cambiando. La gente de las ciudades han perdido la rabia. Ya no ocupan plazas, ya no gritan en manifestaciones con rabia. Ahora veo que lo que necesitan es cariño (además de un puesto de trabajo, naturalmente). Veo a la gente con ganas de hablar, desahogarse, esperando un abrazo de quienes quieren. Ya no exigen con rabia trabajos: esperan con ilusión una oportunidad de trabajo con la que demostrar su valía, que son útiles. Un puesto de trabajo con el que ayudar a los suyos. Hay mucho héroe por ahí que carga con familias enteras, a veces, con alguna más que la suya propia. Nos hemos cansado de gritar y de llorar. Ahora queremos actuar.

Ahora me gusta salir a la calle y mirar a la gente. Amo a la gente. Me apena sus tristezas pero me llena de fuerza la bondad que desprenden. Ideas olvidadas como “solidaridad”, “ayudar al vecino no sólo al amigo” han regresado. Por supuesto yo no soy un marciano. Yo también espero con ilusión un trabajo, un abrazo, una oportunidad de demostrar lo que creo valer y con el que ayudar a la gente que quiero. Ahora, hasta me parece, que las parejas han dejado de engañarse para comenzar a apoyarse. No sentí rabia porque -pensaba que por inconsciencia- nunca creí en el sistema. No tenía nada y sigo sin tener nada.

Humildes y honestos en el trabajo, valientes y solidarios en la adversidad. Esa es la nueva realidad. Todo lo que no esté dentro de la nueva realidad va a desaparecer. En la nueva realidad ya no hay espacio para ladrones. España necesita nuevas cabezas. La casa real y los políticos corruptos tienen que irse: por su propio pie o a patadas. Vender humo y engañar ha dejado de ser una formula de vida válida. Ahora sólo hay espacio para lo auténtico.

Mucha fuerza para tod@s. Vamos a sobreponernos. Sigamos aguantando los golpes y luchando.

(Nota sobre la foto que ilustra este post.- La abuela en silla de ruedas que sale en la foto es una millonaria que yo estaba tratando de enamorar en la calle para que me dejara toda su herencia pero las colombianas que la rodeaban eran sus guardaespaldas y me agarraron fuerte y me echaron, entonces me lancé en plancha al coño de la vieja para comérselo y enamorarla pero, nuevamente, las colombianas me redujeron.)

Otro rechazo:

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DIOS-POR-FAVOR

Ayer pasó un lector por casa. Es empresario. Compró dos ejemplares de “Un bebé” (para él y un amigo), me regaló una botella de un vino tinto maravilloso y me enseñó su proyecto más soñado: un dossier con el diseño de un automóvil de lujo: planea vender cada coche por tres millones y medio de euros.

Tiene una pinta fantástica —observé— Si fuera millonario te compraba uno. Pero le ponía un par de ametralladoras en el lomo. Parece el coche de Batman.

Vamos a vender sólo uno por país. Y no se lo vamos a vender a cualquiera. Por ejemplo, los futbolistas por mucho dinero que tengan, no lo van a poder comprar.

Seguimos hablando. Le estudiaba mientras me hablaba: tiene un hijo, una casa, un trabajo. Todo lo que yo deseo. Le van bien las cosas, me cae bien. Es un hombre: sustenta a su familia. Quizás si yo enfocara mi inteligencia y creatividad a otro campo no estaría en apuros económicos casi cada mes. Pero no quiero dejar de escribir. Si dejo de escribir, muero. Me contó que tiene un gran contacto en una gran editorial: Mondadori.

¿Quieres que te ponga en contacto con ellos? —preguntó.

La verdad es que no. Perdóname si te parezco un desagradecido. Lo siento. Ya pasé la fase de querer que una gran editorial me “descubra”. Sé que, por el aspecto físico que tienen mis libros, nunca ninguna poderosa editorial me va a publicar. Un editor-currito de la editorial no puede proponer en serio que me tengan en cuenta sin miedo a perder su trabajo. El que me señale tiene que ser el “gran-jefe” si no, nanay. Si una gran editorial publica mi material su imagen puede resultar dañada. No quiero ser uno más entre billones de escritores ni dejar de sentir ni de divertirme tanto mientras escribo. Si renunciara a como escribo no podría vivir de lo que escribo. Tengo amigos que publican con esas grandes editoriales, que se ajustan a lo que ellos quieren y no pueden vivir de lo que escriben. Lo que les pagan es una miseria. Ya no pierdo fuerzas mandando emails a editoriales o a periódicos pidiéndoles por favor que hablen de mis libros. El día que los de “El mundo” se marcaron el detalle de hacerme un encuentro digital y sacarme en la portada por haber sacado mi primera novela de terror: “Un bebé” y no vendí ni un ejemplar de más, comprendí que en lo único que he de centrarme es en mis lectores, en mi blog y en sacar cada 7 meses el mejor libro que pueda escribir.

¿No vendiste más ejemplares por salir en “El mundo”?

Ni uno. Deduje que hoy en día la gente no hace caso a lo que aconsejan los periódicos o revistas o sale por la tele. La gente hace caso a las recomendaciones de sus amigos. Cada mes llegan nuevos lectores a mi blog. A cuenta gotas. Pero llegan: por consejo de amigos o por su propio pie: me descubren. Cada vez tengo más lectores. Es en lo que me tengo que centrar. En ellos, solo en ellos.

Tienes que cambiar de enfoque —me dijo mi lector-empresario—. No tienes que tocar en la puerta de esas editoriales buscando que te publiquen. Lo que dices es verdad, esas editoriales no pueden publicar tu material porque les dañaría la imagen. Lo que tienes que conseguir es que esas editoriales inviertan en tu editorial. Que ellos tomen los mandos desde atrás para que tus libros lleguen a todas las tiendas y se publiciten de una manera válida y masiva.

Abrí los ojos. Nunca había pensando en eso. Sentí que, por primera vez en mi vida, estaba frente a un empresario de verdad. Así que le dije:

Si quieres intentarlo con ese contacto de Mondadori, inténtalo. Lo que pasa es que me da pena cuando un lector da la cara por mí, con ilusión, y se lleva un golpe. Por ejemplo, recuerdo a un lector brasileño: leyó los “Diarios secretos de sexo y libertad” e iba a pagar a un traductor profesional para que lo tradujera al portugués. Fue a imprentas a preguntar presupuesto y todas se negaron a imprimir un libro así, con fotos pornográficas. Tengo un montón de anécdotas como esas. De lectores que quisieron apoyar mi obra y se llevaron un golpe en la cara por representarme. Esos golpes me duelen el doble. Ya trato de no recibir golpes: alejar mi obra de gente que no va a saber valorarla o insultarla.

Si me dejas, quiero intentarlo —me dijo el empresario.

No puedo negarme.

El lector-empresario se fue. Quedé solo. Pasaron los días. Quedé pensando. Recordé una entrevista que leí en una revista, por azar, de la cantante Katy Perry. Contaba que antes de que se le presentara la primera oportunidad mandó más de mil emails buscándola.

Creo que yo no he enviado tantos —pensé.

Estos días estoy muy nervioso. Vivo angustiado porque me hace falta dinero para pagar facturas y no lo tengo. No duermo, así que conseguí unas pastillas más fuertes. El médico me ha recetado Zolpidem.

MEDICINAS

Tras un junio y julio suficientes, las ventas de agosto están yendo muy, muy mal. Mis lectores no se conectan a internet, están en la playa o follando por ahí. Me alegro por ellos pero menuda mierda para mí. Estoy tan desesperado que he escrito unos cuantos relatos para concursos literarios que se fallan en este mes. Dejé de presentarme a concursos hace años. El jurado suele estar formado por funcionarios-subhumanos que no tienen ni puta idea de nada: que premiarán al que escriba de la forma más estándar y pedante posible. Pero he escrito unos cuantos relatos: deduje que tengo más oportunidades de ganar un concurso literario que ganar la lotería primitiva.

Mi obligación es seguir intentándolo, seguir llamando puertas. No es que tenga un libro publicado, es que tengo 4. Y he vendido casi 3.500 libros en menos de dos años. Hay mucha gente que ama mis libros, muchas personas que SOLO leen mis libros. Los de las editoriales tienen que darse cuenta que mi “mierda” es buena. Ellos, con lo grandes que son, también están en crisis. Estarán buscando material nuevo, fresco, cosas diferentes a lo que publican y que no les funciona. Voy a volver a escribir a alguna editorial a ver qué me dicen. Quizás busquen “arriesgar” y sea mi momento.

Estuve buscando por la red. Al final, tras ver este video, localicé a la editora jefa de Seix Barral. Tenía Facebook.

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Le mandé un mensaje a las 5 de la madrugada. Una hora más tarde me contesto esto:

rechazo

Me deprimí. Ahora busco fuerzas para seguir.
No sé dónde encontrarlas.

Mientras tanto, en el Real Madrid…

La importancia del capital inicial.

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Una de las cosas que más me dicen los trolls para descalificarme es que vivo obsesionado por el dinero. Es injusto y estúpido. Los únicos que no viven obsesionados con el dinero son las personas que tienen la tranquilidad de que cada mes van a tener el suficiente dinero para poder seguir alimentándose y durmiendo dentro de una casa. La esclavitud sigue vigente para el resto, para los que no tenemos eso, para los que vivimos mes a mes. Para ser libre en el mundo civilizado tienes que tener dinero con el que poder comprar tu libertad. Si no, eres un puto esclavo. Yo lo soy.

Sí: estoy obsesionado con conseguir lo que me falta para poder ser 100% libre. Luego, vendrán otros problemas a los que también tendré que enfrentarme, obsesionado. Pero sé que la codicia jamás será uno de mis problemas. Jamás querré tener más y más dinero para alcanzar la felicidad teniendo la mejor ropa y los mejores coches. Tampoco busco la fama, mil premios o el reconocimiento desmedido. Soy esclavo de mi trabajo. Lo bueno es que mi trabajo es mi pasión.

Vivir de mi trabajo me obliga a ocuparme de cosas que no pensaba hacer nunca. No puedo limitarme a escribir un libro bueno y ya está. Eso es lo que hacía Van Gogh con sus pinturas y nadie se enteró de que era un genio hasta décadas después de su muerte. Si Van Gogh hubiera tenido internet y una página en el Facebook donde ir enseñando su trabajo, otro gallo le hubiera cantado. Seguro que hasta se hubiera echado novia. En cambio, esto del marketing lo controlaba Dalí que te cagas desde el principio. Tras aprender a escribir grandes libros he tenido que aprender a maquetar y a tratar con imprentas. He tenido que aprender a promocionar mis libros. He tenido que aprender a pedir que me compren libros. Ahora estoy tratando de aprender a ser un empresario, es lo que menos me gusta de todo el proceso, pero es tan necesario para poder conseguir comprar mi libertad como terminar de escribir un libro.

Leo este interesante artículo en “El País” sobre un gran empresario: Jeff Bezos, dueño y fundador de “Amazon. Tomo notas. El comienzo: sus padres le dieron 300.000 dólares para que creara la librería online que más tarde le convertiría en uno de los 30 hombres más ricos del mundo. Jeff Bezos asegura: “si uno trabaja apurado por resultados trimestrales no tiene apenas margen de acción, pero si la estrategia es a siete años tus competidores quedan prácticamente extinguidos”.

Me he puesto a pensar sobre lo necesario que es, para cualquier empresa, disponer de un capital inicial. Por ejemplo, uno de mis proyectos soñados es convertir las 670 páginas de “Diarios secretos de sexo y libertad” en un libro intenso de 262 páginas. Creo en Amazon y los libros electrónicos. Sé que podría contar la historia de ese libro sin poner fotos porno. Hace un año y medio subí los “Diarios secretos de sexo y libertad” a Amazon. Me llegaron un montón de nuevos lectores. Los “Diarios secretos de sexo y libertad” llegó en, apenas tres días, al número dos de los libros más vendidos (sólo me superó en ventas la biografía de Steve Jobs). Noté la fuerza de los nuevos tiempos. Sin embargo, a los 5 días y cuando más contento estaba, los de Amazon retiraron el libro y se quedaron con todo el dinero de las ventas. Me escribieron diciendo que habían puesto el libro a la venta por error, que nunca debió de haber estado. “Nuestra política no permite libros que contengan fotos pornográficas” me dijeron.

Me gustaría volver a intentarlo con una nueva versión especial para ellos. Pero ¿Cómo hacerlo? Si lo hago no tendría tiempo para sacar mi próximo libro en papel dentro de 6 meses. Si no saco mi próximo libro en papel dentro de 6 meses dejaré de ingresar dinero seguro. Y si, después de sacar ese libro, no me centro en sacar otro libro en papel, dentro de otros 6 meses otra vez estaré en las mismas.

¿Por qué no sacar mi próximo libro en versión digital y no en papel? Porque es arriesgado. No se puede arriesgar cuando tu familia depende sólo de las ventas de tus libros. Si de pronto lo saco en versión digital (y al precio bajísimo que ha de ser en versión digital) y me lo compran solo las mismas personas y unas 1.000 más me quedo con el culo al aire y me voy a vivir con mi familia a la calle. Si tuviera un capital inicial podría publicar el libro y esperar a que esa versión tenga el número suficiente de lectores para ser rentable. También está el peligro de que Amazon me vuelva a echar y a quedarse con el dinero de todo mi esfuerzo. En cambio, si tuviera un capital inicial que me diera tranquilidad podría probar a publicar en Amazon o con los otros miles de proyectos que tengo por la cabeza: hasta que uno diera en la diana.

No he de quejarme. Tengo las cartas que tengo y unos 700 lectores incondicionales. Sin capital inicial no veo otra que seguir como hasta ahora: publicando un libro cada 6 meses y viendo cómo van llegando nuevos y maravillosos lectores poco a poco. Esperando que, algún día, uno de mis libros pegue un boom y me proporcione el capital necesario que me permita tener la tranquilidad para invertir en nuevos proyectos y formatos.

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Lo que me pareció el capítulo 9 de “Breaking Bad”.

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En su género esta serie de televisión es perfecta. Y sin importar su género “Breaking Bad” es la serie que más me ha maravillado de todas las que he visto. Uno se va haciendo mayor y cada vez se emociona menos con las películas y con las cosas que le pasan en la vida. Pero oigo esa voz en off diciendo “Previously en Breaking Bad” y grito como una fan virgen de Justin Bieber.

Soy uno más entre los millones de individuos que acaban de ver el noveno capítulo de la segunda tanda de la quinta y última temporada de la serie. Me cuesta creer que la serie vaya a terminar aquí. Creo que las aventuras de Walter White continuarán en el cine. La lógica me dice que el cine en América es industria y la marca Heisenberg puede dar muchísimo dinero. Además, cinematográficamente, una trilogía de “Breaking Bad” pueden dar mucho de sí. No sería estirar el invento innecesariamente. Hay una demanda, Walter puede tener un montón de aventuras por delante. Espero no equivocarme. ¿Os imagináis esto?:

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Ahora voy a hablar un poco de lo que me ha parecido el nuevo capítulo así que, si aún no lo has visto, lo mejor es que dejes de leer justo ahora. Ya.

En mi opinión, “Breaking Bad” sólo tenía dos fallos. Uno pequeñito y otro bastante grande. El pequeñito es que se supone que Gus era de origen chileno y, cuando le tocaba hablar en español, lo pronunciaba tan bien como Fu Manchu. El fallo grande sucedió -me parece a mí- en el último capítulo de la primera tanda. No era entendible por qué de pronto Walter dejaba el negocio de la cocina. Me horrorizó que Walter dijera de pronto: “Lo he dejado”. ¿Por qué? ¿Se volvió bueno de pronto? Me pareció un apaño para cerrar la temporada con la escena de la familia, relajada en la piscina, hasta que al “tío Hank” le entraran ganas de cagar y descubre el libro de poemas de Whitman. Ahora lo entiendo.

En este nuevo capítulo Walter cuenta, en su mítico enfrentamiento con Hank, que el cáncer ha vuelto y que le quedan 6 meses de vida. Hasta ese momento no lo sabíamos, así que supongo que ese es el motivo, la explicación de porqué decide dejar lo que le definía y daba vida en la primera parte de la quinta temporada: cocinar y convertirse en el nuevo Gus. Lo inquietante, el truco de magia, es que nos han presentado el futuro del personaje: un nuevo Walter White, sin cáncer aparente, con pelo y en forma. Parece que ha vuelto a ganar la batalla al cáncer y está tratando de resolver un nuevo lío de cojones. Parece que presenciaremos una tercera transformación y renacimiento del personaje central de la serie: un Walter ¿sin familia? que se ha convertido en un ser de leyenda. La escena con la vecina que acaba de venir de hacer la compra es la guinda del pastel a la escena de regreso: nos hace reír tras la emoción de volver estar viendo “Breaking Bad”.. Y la emoción nos regresa con la última frase del capítulo: “Si no sabes quien soy, quizás tu mejor opción, es tener cuidado”. Oh, Dios mío que me cago en los pantalones. No quiero morir sin decirle eso a alguien (una vez ya dije la otra frase que no quería morir sin decir: me refiero a la de “Tú no sabes con quién te estás metiendo”).

Luego está Pinkman. Personalmente siempre me ha parecido un coñazo. Ya sé que a casi todo el mundo le encanta, a mí casi nunca. Bueno, realmente he odiado a todos los personajes de la serie que están deprimidos y que son un lastre para las fechorías de Walter. Odié a la mujer de Walter y deseé que se ahogara en la piscina cuando se tiró, deprimida. En mi opinión, las escenas de Pinkman destruido, angustiado y queriendo deshacerse del dinero son lo peor del nuevo capítulo. Me aburren.¿Por qué en lugar de ir tirando el dinero por ahí no se metió en internet y se hizo mecenas de mi nueva novela? Pero supongo que son imágenes necesarias. ¿Por qué? Sólo se me ocurre que sean para que simpaticemos aún más con el personaje, para presentarlo como el bueno de la función, o quizá para explicar que en algún momento Pinkman no pueda más y confiese a la policía, delatando a Walter. Ya veremos qué pasa con Jesse y si sigue siendo por mucho tiempo más la marioneta de Walter.

Sea como sea, ocho capítulos (ya quedan 7) me parecen muy pocos para contar todo lo que parece que van a contar. Se notó, al no hacernos esperar para ver el esperadísimo enfrentamiento entre Walter y Hank, que cada emisión va a tener muy buen ritmo, que no van a estirar las tramas o meter relleno. No parece que vaya haber capítulos como el de la mosca o escenas de un grupo norteño cantando una canción entera. Cada capítulo va a ser como un choque frontal o un disparo a bocajarro y ya cuento los días y las horas para recibir mi dosis de pólvora. Quiero saber qué va a pasar.

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Nota.- Parece que el nombre de Bryan Cranston (el actor que interpreta a Walter White) está sonando fuerte para ser Lex Luthor en “Man of Stel 2″. Su rival se llama Mark Strong… quizá el cigarrillo venenoso que Walter va a buscar a su casa es para él…

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